JODA DEL MOSQUITO (licencia humorística)

Hoy voy a hablar de un misterio,
difícil de concebir
cómo ni ciencia ni genios
han logrado discernir.

Se trata de los mosquitos,
de ese insecto chiquitín,
que ocupando tan poquito,
tanto nos hace sufrir.

Llegada la ansiada hora
del merecido descanso,
nos metemos en la cama,
después de tomar un baño.

Y cuando estamos a punto
de traspasar el umbral
que nos conduce a los sueños,
cansados de trabajar,
oímos el zumbidito
del diminuto animal,
que pegado a nuestro oído,
nos vuelve a la realidad.

Te levantas cabreado,
con zapatos y linternas,
pero el bicho se ha escapado
tras picarte entre las piernas.

Si tienes la inmensa suerte
de observarlo en la pared,
y aplastarlo de un buen golpe,
no sea que vuelva a morder,
te sentirás satisfecho
pensando que se acabó,
y regresarás al lecho
dulce del que te sacó.

De nada sirvió tomar
medidas ni precauciones,
pues a la siguiente noche
de nuevo lo sentirás
rondando por tus calzones.
.
Y aquí reside el misterio;
pues sin duda pensará
la gente, con mal criterio,
que el animal es distinto
al que sufrió tu atropello.

Y yo, con todo respeto,
afirmo de forma clara,
que siempre es el mismo insecto,
pues nunca olvido una cara.