YO ROBOT

poema de serpiente

La noche da paso al día, un nuevo alba empieza y su luz que se asoma por la ventana, dando la advertencia que la rutina vuelve a comenzar. En medio del cansancio y la somnolencia , me despierto como si un militar llamará a la voz de firme y me alisto con la desgana correspondiente pero con esa voz de la conciencia que dice ¡Hazlo y pronto! . El proceso esta cronometrado como si todo tuviera su tiempo, mientras me termino de alistar, me desayuno un vaso de café y un pan con mortadela, no es el desayuno perfecto, pero es el más práctico. Mientras voy saboreando el pan, me pongo a meditar si tengo todo en orden y si algo me falta, y empiezo a rememorar todas las obligaciones del día y las pendientes del día anterior. Culmino el desayuno y salgo raudo a la puerta de mi casa , dando inicio a mi día de trabajo que recién empieza y ya deseo que termine.

Solo con cerrar la puerta y cruzar ese confort de hogar inicio mi travesía a mi lugar de trabajo, y al igual que yo miles de personas se movilizan en distintas direcciones hacia sus puestos de trabajos, en ellos se observa rostros somnolientos , otros gestos de preocupación o de amargura. Otros hacen paradas temporales en puestos de comidas en medio de su travesía para poder llevarse un bocado mientras corren a su centro de trabajo; esos puestos de comidas cuantas veces han salvado a las personas de la falta de tiempo y no desayunar en el confort del hogar.

Llego a la parada pertinente esperando el autobús publico que me dirige a mi centro de trabajo, es común la demora del transporte por la falta de planificación del transporte; pero igual esa espera me permite tomarme un tiempo de calma , donde observo la inercia de las personas , que como si fueran programadas se dirigen hacia esos edificios que los devora. Igual se escucha el ruido del claxon de los carros , los chóferes de los carros ven la manera de esquivar el trafico y de adelantar a su prójimo, tarea difícil que les genera a veces exaltaciones , por que hasta donde llega mi visibilidad solo se ve carros en ambas direcciones. Pero por lo menos tener un caro propio o moverse en taxi, les permite al usuario un momento de descanso y tener mayor libertad de tiempo.

Han pasado 10 minutos observando ese caos de ciudad y llega el bus que me dirija a mi centro, así como yo en la parada hay varias personas que se amontonan a esperar que el bus se detenga y lanzarme a la osadía de lograr encaramarme en ella. Muchas veces entro por inercia, y presión de los otros usuarios; a esta hora no importa como llegar al centro laboral, solo importa no llegar tarde. Al ya estar dentro del bus y ubicarme en mi espacio correspondiente, me siento feliz ya estoy dentro de el, pero por otro lado me pongo a pensar como se vera ese bus desde fuera; me veré igual como he visto cientos de buses con personas apretujadas de todas las edades, donde el espacio es lo que falta y la alegría es lo que sobra. Estos transporte a veces engloban personas de distintos estratos, edades y nacionalidades que puede que nos permite ser la muestra que descifre la cultura e idiosincrasia del país, es un variopinto de la civilización actual.

Luego de unas cuantas paradas , apretones , ya estoy cerca de mi lugar de destino; y como he visto en anteriores paradas, cuando esa puerta se abre , es como si damos inicio a una carrera; donde el ¡3 ,2 , 1 y Fuera! es escuchado por los pasajeros y se lanzan rápidamente; cada parada es el inicio a la carrera particular del ser humano; a veces me dijo si ese impulso lo usáramos para hacer deporte; capaz tendríamos una buena resistencia . Ya e esl momento de parar y bajarme y la imagen se repite y la carrera empieza, unos más rápidos otros más lentos porque cuentan con tiempo, pero en general todos se van directo a su centro; parecemos unas ratas de laboratorio ubicando el agujero donde debemos alojarnos

Son las 8.30 y llego a mi centro, me siento beneficiado porque ya en ese centro hay personas que llegaron mucho más temprano; me compadezco de ese horario de trabajo. Entro y saludo a mis colegas, un simple saludo ¡Buenos días! Y un saludo igual de corto; no hay respuestas efusivas al saludo; solo un simple saludo por cortesía.

Me siento en mi cubículo , soy de los afortunados porque en mi caso no hay una muralla que me divida de mi compañero de oficina; pero es común que los cubículos sean cada vez más pequeñas donde uno solo tendrán espacio para su computadora y donde a los lado miraras tablas que nos rodean , así nos aislamos del mundo y solo nos enfocamos a nuestro trabajo; donde el compañero sabes que esta ahí por que se escuchan sus pasos y sus dedos tecleando pero en si no logras ver sino vas a su espacio. La hípica enseño mucho y lo aplicamos en los trabajos; parecemos caballos de carrera donde la única visión permitida es el frente, en este caso la computadora de enfrente.

Siguen pasando las horas y sigo frente a un computador observando informes, cifras, datos, todo lo que corresponde a mis obligaciones; mi jornada laboral esta organizado por objetivos y metas. Este actividad es igual en todas las empresas donde todo es eficiencia y eficacia, muchas veces el proceso es mecanizado así se logra ver la productividad de la persona y si no pasamos las pruebas o los niveles óptimos, debemos buscar otro centro . Nos hemos convertidos esclavos de la rutina, donde idear un tiempo para planificar otra rutina de trabajo nos puede llevar a buscar otro centro laboral.

Ya es medio día, hora de estirar un poco las piernas y de llenar el estomago con la comida que en la noche del día anterior. Me voy al comedor de la oficina y coloco mi comida en el microondas y empiezo a mirar por la ventana del comedor como personas que no han podido traer su comida u otras que comen en sus casa si es que vive cerca de su centro laboral se movilizan con el objetivo de poder lograr comer su comida, ya que yo dispongo de una hora de receso pero en algunos casos este periodo de tiempo es menor.

Bueno ya calenté la comida, cerca de 3 minutos ya que me gusta que la comida me queme el paladar, doy el primer bocado y digo Umm, que buena esta la comida, no hay nada mejor que comida de casa y mas si lo hago yo, tengo mucha autoestima parece, de ratos entre bocado y bocado observo una hilera de carros que se va formando en ambas direcciones, serán personas que aprovechan ese horario de almuerzo para comer con sus hijos o familiares si el tiempo lo apremia; o a realizar mandados que no podrán hacerlo luego de terminar la jornada de trabajo ; me pongo a pensar y digo hay gente que parecen magos y dominan el tiempo, porque como saben manejar esa hora y les da tiempo a ser todo, de verdad que sorprenden.

Han pasado 15 minutos y termine mi comida, y agarro un diario que esta en una repisa lateral, vamos a ver como amanece el mundo hoy y que noticias nos trae; ojeo un poco las secciones de Mundo , Deporte y Economía, aunque últimamente solo se ven guerras, problemas sociales, politiquería, corrupción, engaños, nunca me siento satisfecho cuando leo, donde solo se resaltan por los medios las malas acciones, el morbo vende o es lo que nos han hecho creer, y siempre por medio de la prensa escrita o televisivas necesitamos recibir nuestra dosis. Yo creo que si algún día el editor se le ocurre repetir alguna edición , la gente ni se daría cuenta.

Se acabo el horario de almuerzo y es hora de sentarme con mi aliado, la computadora; mientras me siento, escucha el abre y cierra de la puerta de la oficina donde la gente corre raudo a sus puestos; viendo estas imágenes se me viene a la mente recuerdos de mi infancia en donde se acababa el receso y los alumnos corrían alegremente a sus pupitres con el lema del que llegue al último pierde; pero en este caso la premura no es solo un juego puede generar algún que otro descuento al salario mensual.

Vuelve todo a la calma en la oficina y solo quedan 4 horas y a mirar de nuevo a la computador, informes que van y que vienen; contabilizando cifras; es cómico ver como al final; solo somos cifras, y así como buscamos variables para medir nuestras investigaciones; nuestros jefes también tienen variables para medirnos. En medio de mi trabajo paro mis labores para ir al baño; esos proceso fisiológicos es difícil controlar. Pero una que otra vez veo como todos mis compañeros del trabajo tienen el mismo porte que el mío, frente a al maquina, algunos ni pestañean, otros como que se aíslan en su mundo, que nadie le moleste que sino lo desconcentran.

Siguen pasando los minutos, no avanzan; y yo ya deseo que termine esta jornada, miro el computador y de reojo el reloj, ya son las 4 pm. , a solo una hora, ya no veo la hora que el dí acabe, es una cuenta regresiva donde primero cuento horas, luego los minutos y por ultimo los segundos, pareciera de dijera yo mismo “tic tac, tic tac.”. Aunque tengo ganas que se culmine la jornada es un sentimiento general de mis compañeros ya que en el ambiente se escucha los mismos comportamiento y donde el deseo al unísono es el deseo de terminar el trabajo por hoy.

Ya son las 5, y no me lo dice el reloj, sino los ziper de las maletas que se escuchan cerrar, las sesiones de computadora que se apagan; el ambiente a huida que se respira. Me doy una carcajada, mi compañero no entiende el motivo pero es que se me vino una frase que a veces escucho a diario ¡ me gusta mi trabajo! , pero contamos los minutos para dejarlo, una contradicción será de la vida o de la humanidad actual.

Salgo por la puerta y me dirijo a la parada mas cercana, en el transcurso a la estación veo a las personas que se montan sus carros y a iniciar una carrera, a ver si tienen la suerte y no les coge el tranque cotidiano, o analizando según sus experticias de taxista cual ruta coger para poder evitarlos. Mientras eso sucede en el ambiente yo voy calmado porque por ahora no tengo nada que me obligue a llegar a tiempo, no tengo familia que necesite de mi presencia, por lo que me tomo mi retorno con calma.

Aunque ver a esas personas con esa necesidad por llegar a su hogar, me pongo en el lugar de esa madre o padre, que busca apurado reencontrarse con su hijo que no ha podido compartir todo el día, donde sienten culpas por no verlos, y un minuto que pierden en el tranque es un minuto que le quita a su hijo; que desdichado a veces es vivir con eso pero así es la vida en la ciudad.

Uno desde su calma, mira la ventana del bus y solo ve hileras de carros por todos lados. Miro al cielo y observo como al salir de mi casa era de noche y ahora que tengo libertad vuelve a ser de noche, la luz del día nos ha abandonado; otro día que se fue y no lo hemos aprovechado; a veces dijo suerte que somos humanos, porque si fuéramos esas plantas que necesitan de la luz solar ya nos hubiéramos extinguidos.

Llego a mi casa, son las 6:30 pm, ahora si a pensar que hago con las horas que me quedan, que opciones tengo, puedo ir al gimnasio que lo tengo ya pagado por un mes; aunque a veces pienso porque me sigo inscribiendo silo que asisto lo puedo contar con las manos. Aunque siempre dijo ya pronto tendré mayor liberta en el trabajo y me organizare; sigo esperando el momento pero no llega. Otra de las opciones es ponerme a ver alguna película en la computadora; entre estas opciones escojo la segunda; ando agotado para ir al gimnasio; aunque no se el motivo que me ha cansado, será la rutina que me agota, o todo el trajín que lleva consigo.

Busco la película alguna cómica que me eche unas risas, y voy pensando, haber que comida elaboro mañana; a pensar la sazón de la cena y de la comida del día siguiente; ya que si vas a comer comida desde casa por lo menos es bueno hacer algo que te guste; voy viendo opciones y variantes , cual es la mas practica y mas rica, esa si es la mezcla perfecta.

Termino la película y me pongo a cocinar y espero no me demore, ya son las 9 p.m pero normal , a mi la cocina me desestreza, van pasando los minutos y ya estoy terminando, ya es hora de servir, llamo a mi hermana que es la que se encarga de repartir la comida, que a veces yo no soy tan equitativo en la repartición, por eso una mano imparcial siempre es mejor.

Ya esta todo listo, me doy un baño y me dirijo a mi cama, donde mi fiel compañera me espera; no hablo de una pareja sino de quien más “Mi laptop”; por la hora puede que me de tiempo de ver alguna película o serie española de las que me gusta, que para cómicos los españoles son los mejores.

Mientras voy mirando película siento que empiezo a bostezar, estoy como mi laptop que cuando esta con poca batería me informa “Le queda 5%, conecte cargador”, pero en mi caso no hay cargador que valga, la única forma de recargarme es dormir; un buen descanso bastará y eso es lo que haré, aunque de forma inconsciente.

Se empiezan los ojos a cerrar , ya la visión se me reduce, ya no veo solo escucho lo que esta reproduciendo mi computadora; me quede dormido con la computadora encendida, aunque seguro mi hermana lo cerrara como muchas veces lo hace.

Se termino otro día más, un día que si me pongo a analizar es igual que otros días, llámele, martes, miércoles, jueves o viernes. No encuentro mas diferencia en esos días que la sazón de la comida y la ropa que me visto.

Estamos cada día programados para hacer una función y al fin del día la batería se apaga y debemos recargar la batería hasta el próximo alba que empieza de nuevo la actividad.A veces como que me siento un robot, no se porque, pero es lo que parezco. ¿A ustedes le pasa lo mismo?

Amaru Samanamú Zilbert

Comentarios & Opiniones

Cristobal Olicón

Qué buen tema para escribir, me gustó tu poema. La vida y tantas otras circunstancias sociales nos hacen robots, estamos ya programados a hacer la misma rutina. Sigue escribiendo. Saludos!

Critica: 
serpiente

Muchas gracias, me alegra que le guste el escrito y lamentablemente es tan real que aveces no nos damos cuenta como estamos convirtiendo en un simple robot. Igualmente le invito a revisar otros escritos. Saludos

Critica: