Sentados en el mismo lugar de siempre.

Estamos caminando
Entre las sombras silentes
De nuestros miedos.

Las vemos engullir
Los sueños y esperanzas
Que la juventud
Nos había regalado.

Nos paraliza el saber
Que no somos
suficientemente valientes
Y que de coraje
Sólo conocemos
Lo que vemos en las películas.

Una dosis de temeridad
No le vendría mal
A las adormecidas
Alas que Dios nos dio
Para volar.

Nos acobarda
Ver pasar la vida
Sin haberle encontrado sentido
Y, sin embargo,
Nada hacemos
Para despertar por fin.