En torno al sótano de las golondrinas...

Todo había sido devorado por la niebla: el misterio sinuoso de las laderas, los peñascos y abismos que escondían las curvas infinitas de la sierra, las piedras revestidas de musgo, transpirando el sereno y el perpetuo rocío de un invierno abrupto, tan cambiante como las nubes que se apilan y se destruyen bajo el azote indiferente del viento que domina el carácter inestable del mes de Febrero.
En este mundo de blanca incertidumbre, donde los pinos y los encinos parecen flotar sobre el silencio cual espectros que se ocultan a nuestros ojos para surgir como el rostro de una mujer cuyo velo no termina de descorrerse por completo, o como aquella vaga y fugaz imagen que no acaba jamás de revelarse a través de las brumas de la contemplación absoluta de lo ausente y lo presente, el tiempo y el espacio yacen suspendidos, interpuestos
en el incesante ir y venir de un péndulo que se debate entre el despertar de Aurora y la gloriosa caída del carro de Helios: sin ley ni orden que acompase el ritmo con el que nace o muere la luz en esta inhóspita geografía, en esta ínsula rodeada por fantasmas de hombres, se percibe la falta de todo punto cardinal; y el curso errado de estos pasos, sin luz ni rastro de Stella alguna en el firmamento, pareciera confirmar la conjura contra los hombres de los montes y los cerros: en este mundo de luminosas tinieblas, será el oído quien nos ha de guiar, atento a los cantos secretos de la tierra del Téenek.

Aquismón, Dec.2015

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Victor: Su escrito es amplio, claro, interesante, discreto, sensato, instructivo, con lenguaje que permite comprender el mensaje. Grato es leerlo. Reciba mi amistad respetuosa.

Critica: