Hipertensión marital

poema de Antxurón

Las placas de ateroma conyugal,
ya obturan las arterias del amor,
con gran riesgo de isquemia cerebral,
por inactivismo copulador.

Con una dieta subida de rencor,
más un alto atracón de discutir,
conllevan unas cifras de terror
en el tensiómetro del convivir.

Aún tener cita en cardiología
no va a parar el infarto inminente,
es de gravedad la patología,
la de la infelicidad permanente.

Y es cuando la crisis más se agudiza
y que se alza y se pone altiva la sístole,
y en donde la convivencia enfermiza
enaltece muy prepotente a la diástole.

¡Ay!, que tristeza produce un divorcio,
pero no hay medicación más cabal,
cirugía, y seccionar el consorcio,
o morir de hipertensión marital.

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