Claudio Ptolomeo en el Templo de las Musas (Poem)

“Bien sé que soy mortal, una criatura de un
día. Pero si mi mente observa los serpenteantes
caminos de las estrellas, entonces mis pies ya no pisan
la Tierra, sino que al lado de Zeus mismo
me lleno con ambrosía, el divino manjar.”
Claudio Ptolomeo

La muerte nos devuelve, al gran seno de la nada
compite con lo que nos envuelve
en esa ucronía que nos habita. que nos mora.
De mofa de los dioses de ese que era uno
en tiempos de Ptolomeo en el templo de las Musas
que habitan un mundo distinto, aunque después no se es.
La muerte nos envuelve, con las cortinas de un burdel
porque es un mundo diferente posible y plausible,
fusibles y todos los sibles. que no sirven para nada.
Cuando el Templo se raja, se esconde lo sincero
lo verdadero y la mente, sincera—mente. nada–mente,
solo es eso, un juego de palabras.
La muerte nos persigue con semita y su teofanía.
Los Dioses del Olimpo vuelven a reír,
los pastores y sus historias de zoofilia desenfrenada
yo vivo encima de una manzana podrida.
Y es que no todo es real, tiene un tamiz mitológico
lo que me lleva a pensar, que después no hay nada.
La muerte nos bautiza con el polvo del principio
y es que no te olvides que de allí venimos,
algunos de vienen de ese burdel
y otros teofóricos con su tricotilomanía y zoofobia
al neoBaco siempre beodo, le produce una sonora carcajada
mientras el Dios Apolo de este con otros,
para que no te olvides, que sudan por sus poros
porque la muerte nos devuelve, al seno de la nada.

Poem & Rhápsody ©2022
La fina piel de la cáscara
Alfonso J Paredes