LENGUA | 17.MAYO.23

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Traspasas mi vientre de equilátero
un jos de humedad
un pri de rizoma y un cell de exo y manía.

Busco un nido de agujas
en tu abeja aflorada; tu hueso de falo
tu risa que cruzó mi aroma.

Bajar, tomar el ascensor
y que me beses libélula: semidulce, espasmo
espasmo e s p a s m o

Tú estás en nevíos y sirones
en un tal de cual para quién:
eres mi origen de especie xul.

El vaivén de tús y yoes
alguienes desnudos: niño comer mío:
mí comer tú.

Hueso de columna, algo se quema
la miel se quema, se hace dentadura
cosquilla de tu dedo en mi oficio sentimental

vente x, pofi, fri, un riesgo y una leche tibia
inundando mi ser dos veces
“aquí yace la espuma” la espuma de leche azul

mi cadera anómala, reventada
algo hervido, ojos que nos ven, pero que no sienten:
tu mano en mi cavidad desnuda

un ajá de jos: un quié de tú
mis yoes se suman a tus tús
en una jau de mano se van sumando las nuestras

que no se desperdicie nada, sino hasta el fondo
de la garganta, una boca de guen y xeles:
volcán de pétalos mirlos

columna a la intemperie
tras la mirada de otros dos amantes.
Juega con mi apellido y mi ñeca de fui.
Ayer, desde siempre, y mañana
haz de tu voluntad mi ruego eterno
y de tu fuego
mi virtud de sed insaciable.

Festejo todo esto en un poema:
varón del granizo
varón de una estatua de paloma hirviente.
Pálido cometa
que se estrella a propósito con mi agua.
Tu lengua viajó más allá del Magallanes
y descubrió el continente antiguo
en mi infancia dormida en esa cama

¿Me sientes flotar colérico y húmedo?

Hacia el origen y desde el origen soy
cardumen de leches profundas
Hasta mi centro.

¡Existe la palabra después de esto!

Es una señal equivoca
del vientre fértil para tu semilla de sombra bella.
Tienes en tu sexo la piel rayada de los tigres
y mi lenguaje
son orquídeas de sudor que se abren,
el humus se revienta
a la par del choque con la tierra:
la lluvia nace en tu oído
y ese beso de pez naciente naufraga
en mi cavidad humana de signos y señales.
Tengo un temblor ya antes conocido:
| cuando me amarcas
| con tus dos ojos muertos
| y esa lengua que yo beso.
Tu ángel de la guardia espera también
derramarse entero sobre mis muslos blancos,
marcas con leche donde anida mi campana enterrada.