Giiuseppe | poema 4 de 5

...
Belleza volcánica.
Todo tiene ya un lugar para ti.
Belleza de media voz, de alta patria
de asta
de cúmulo de saliva
de gramo de miel.

Lo que tenemos que hacer todos es darte espacio
y lugar,
llenarte de adornos,
de ojos
porque tú sabes perfectamente el lugar a donde vas.
Sabes además que tu belleza jamás llega inválida.

¿Yo por donde iré a navegar esta noche
recordado tu belleza?
por una guitarra
por un deseo de musgo
por un vientre
por una persona

Si. Iré a navegar por todos los oficios del crepúsculo.

¿Qué tienes, qué tenemos?

Soleado,
el pájaro que se sostiene en la rama
es apenas un leve viento,
como en la piedra fresca del manantial, el agua
y tu razón de ser.
Abres un ancho relámpago de espuma
y un trozo de cielo azul
se riega, así es la sonrisa en tu rostro.

Niño,
de rumor en la ribera, una campana gritando
afinados pies y manos,
sales de la silueta dormida en lo oscuro
como un caballito de plata,
sonriendo,
caminando,
solo existiendo, flor del mundo,
así te veo, pero no me miras, líquido.

Soleado.
Un nido de rosas abriéndose
en tu cabeza, un nido, dos nidos; olas rompiéndose
ojos de miel sombría
donde mi ojos reposan y arden
como arena.

Niño.
no cabe tu belleza en el páramo
no cabe tu belleza en la tierra.
Hay desiertos, hay lluvia y ríos y países,
todo cabe en tus ojos;
mi patria está en tus ojos y barba
yo camino por ellos.
Vas dejando cicatriz de luz por donde miras
y me miraste,
niño.

Soleado,
tus manos son como dos perlas de un pan blanco
hechos de lunares de oro
y cereal exquisito, níspero.

Niño,
tu belleza se adelgazo cuando te miré
y pasó mi poesía como fina hebra
y desde ahí
salto por la cima del mundo recorriéndolo.

Soleado.
No hay nada como tu mirada y tu sonrisa,
quizá en el mundo se oculte tu aroma
quizá,
quizá del centro de la galaxia se otorgue la belleza
y la curva de tu cuerpo
y el metal agrio de tu nariz.
Tienes en tu nariz un secreto que brilla.