ESPECIMEN
...
Más de 200 huesos que se sostienen sin un nombre
que cuando llega uno extraño
y lo toma de nuevo no sabe sostenerse en pie.
Mis vértebras de aquí y de allá han sabido
sortear el gesto amargo de la despedida.
Se rompe el alma y el gesto de esa quietud
va regado por un poema que toma el registro absoluto
de una libertad que no se presta para nacer.
Disimular mi cicatriz en el transcurso suave de mi día
no me exime de la responsabilidad de mis actos
y de la desaparición forzosa de cada uno de mis huesos
para con tu nombre y saliva.
Este poema va también a la deriva
y queda el calor constante de una llama que se construye;
el dolor ajeno, lo sé,
el dulce poseído y la quemadura:
qué ágil presencia se recoge en estos días
cuando te pienso.
Miro a todo con una especie de poesía.





