DECIR MUCHO
...
en el suburbio de estar solo voy
caminando sobre el borde de los parques y de
las estaciones
a cada hoja le llega el momento de la espuma,
cada perfil es frágil y cada señal
es una lastima de hueso que se come.
hacia muy atrás había estado ya tu violencia
desnuda
con el papel espeluznante de las yemas que ya no se tocan
desde otra época, un poco más atrás
en el apartado fúnebre diario
sostengo ahora todo el peso del humo en la despedida
sostengo ahora toda la despedida en el humo de alguien.
sostengo aún una cantidad pequeña
de racimos y crisoles que me ataña ti y a tu vida
es como un rumor de oreja que se va quedando
como un racimo de gaviotas que se van quedando sin
el viento
sostenme desde el pecho
que aquí hay dos brazos para abrazarte, por ello
arrímate a la vida
sostén el rumbo de las cosas sencillas
: las espinas y los apellidos
: las esquirlas y las deudas.
debemos tener en cuenta que el himno del país es
nuestra ceremonia
que es un cantar se sotana y un refugio limpio.
Ahora ten, te entrego mi tonelada de flor
sobre tu última saliva de polen guardado.
Cantó un gallo en el gramo del día
cantó descalzo como una quemadura.
Y yo simultáneamente y adoloridamente
he de tener un carácter pacífico
cuando no tenga en valor de pedir prestado tu aroma de nuevo.
Trenza de humo, rápido imán
mi vuelo se curva en tu presencia.
Te extraño ribera adversa, gran temporal del silencio.
Quiero pedir, pero no me agalla la sombra
decir muchísimo en muy poca vida:
aclarar las cifras de una despedida violenta
pedir las palabras prestadas para no gritarlas.




