Bienaventurado

...
Y como caballeros que somos
de luces nacientes y gallos de piedra y óvalo
se nos de la desnudez
en estos testículos fecundos.

Y que el aroma de su mejilla
sea el río que me escupa la Vía Láctea.

Que esta mojada eucaristía
cubra nuestros vellos de gladiolas eternas:
de ostias que comemos
y que bendicen hasta la sangre
de la que nos alimentamos.

Amen.
Así sin tilde. Con toda la pereza del mundo
y con el agotado vuelo del murciélago
pululando en cada índice nuestro.

Ísimo mío.
Bienaventurado el viaje que nos espera.
Ya podemos ser felices.
Ya podemos aullar hacia lo eterno.

Comentarios & Opiniones

IARA MARÍA VILLEGAS

Muy buena obra, saludos.

Critica: 
Alexander Silva

Muchas gracias por leerlo

Critica: