Libertad incondicional.

Recitamos poesía de la antigua despertado viejos secretos de las tumbas en donde descansan todos esos héroes épicos, hicimos retumbar nuestros alaridos de salvajes lobos negros en todas las mágicas calles empedradas acompañados por el vals de la luz de la luna, emborrachados miles de veces imitamos el lenguaje de los mimos y bailábamos alrededor de las estatuas Griegas, fuimos Celtas en Irlanda y Vikingos en Finlandia. Hicimos que todos los elementales nos coronaran con las más exóticas flores del bosque innombrable, y con aquellos aromas frescos y desgraciados así conquistáramos a todas las bellas musas que jamas ningún mortal haya visto con sus ojos Galos o afrancesados, presenciamos miles de ocasos y oímos un millón de veces la opera del gallo nocturno, y siempre alojados por la divinad del alba, caminábamos de retorno a nuestros hogares cantando viejas melodías sobre la eterna amistad inmaculada.