En realidad!

Olvidar la arena,
la patria y los comienzos,
hablar solo,
sangrando ausencias,
en cumbres transparentes,
vertiginosas y azules,
mis días tienen cuerpos
en los que habito,
encadeno mis frutos,
me llenan de besos con bocas de asombro,
con saliva de abejas permitiéndome un nido,
me llevan a visitar limites
donde el silencio da pausa y esperanza, tiene un cuento
donde las orillas encuentran destino, como un coma,
sin complejo de estatura ni problemas, como una punto.
Cierro mis ojos y no olvido
ni la playa, ni la corteza de un cuerpo,
ni la leche blanca de la aurora,
o el compás,
que desnudo de magnetos,
y sin vacilar
trae faena y descanso,
que el viento latiendo en mi cara
jugando con mi arcilla
me da para entender
la vocación de las huellas
trazadas en mis parpados,
mas allá del llanto o la lluvia,
por eso…
me encantan las mujeres con caderas sin culpa,
las lloviznas sin paraguas,
la limpieza de los amantes
que mueren!...
en el riesgo de enredarse en un ombligo,
apretar los ojos!
hasta sentir el pulso de mis dedos,
sin metas de orinar a media noche
o despertar ebrio en una montaña
pertenezco a todo lo que me habita
no a lo que me quiera sostener,
aunque los consejos me alejen
de almas que no saben del amor.
Vivo…
espumado de sonrisas,
persiguiendo los buenos alientos,
soplando recuerdos
que germinan lo bueno de mí,
lo demás…
me cuesta un día destronarlo.

Y para eso cantar… que no quiero perder mi tiempo.

En realidad!
la vida es un constante desprendimiento.