Recoge de la nieve

Recoge de la nieve

Recoge de la nieve tu pie claro,
en intonsa luz, la huida de tu huella
que oro y albor, de sombras, la más bella,
es otra luz, de nieve, Sol tan caro…
Recoge de la nieve, Ooh doncella,
la sombra encarcelada con holgura
que en el reparo de tu sombra, Oh creatura,
la nieve viste más que breve estrella…

Y tan desmesurada, Ooh rosa pura,
que sin labrar, la tea de tu espina
es sombra enardecida en alba endrina,
que la plata de tu rostro, en tu mixtura,
vuelve el oro en nieve, nieve al oro:
y en el sorteo de tu claro, en amapola,
cual la doncella de mi rostro al ojo inmola,
en sombras claras de tu amor, de sombras coro…

La nieve esboza tal el continuo mar de bronce,
que la luz tenue del racimo, mi legado
en otra risa del fuego enamorado,
es otra sombra del crepúsculo que vence,
ya la bandera de mi hito en tu laguna,
ó como un Cisne fortaleces la blancura
ó como un ala transfiguras la hermosura,
favoreciéndola, de más, como ninguna…

Mi celo estrecha la distancia, que a tus pies,
oro fecunda la nieve que propaga
el lienzo aclara la nieve que deshaga,
la sombra de tu cuerpo, en labios carmesíes…
Vago pistilo, en alza, busca un sitio,
enamorado vajel, ya sin su claro
en otra sombra, que agonía en mi reparo
busca en tus labios el descanso mustio…

Nieve al descaro, tu pie bello,
contrasta sepia, el olor de primavera,
con el descaro de tu amor que me entrevera:
perfumes vanos, que las flores, tu cabello,
sombras deparan en licores de azul premio,
como rosas y azules jazmines en el rostro
encaminan mi destello, con apremio,
en el rostro de tu amor, cual idolatro…

Ooh fortuna, de tu senda victoriosa,
la gloria descansa en tu pie, mi bella esposa!