El goce, de tu rodilla...

El goce, de tu rodilla…

Hereda la miel, de tu risa hermosa,
perfecta ensoñación de tu diadema,
bella, cual la figura del Poema
que tiende a amanecerte, jubilosa…
Figura resplandece con su Oro,
naciente espectro, vano su tesoro,
Ooh rosa, ruiseñor, planicie hendida
júbilo aparte, de mi rosa herida…

Es goce, tu deleite, sin la copla,
aquí, te enternece cual tu Maestro
dispara en el Océano siniestro,
bermeja luna, queda, atril que sopla,
entonación carente de voz misma,
latiente, feroz náufrago yaciente,
aleve Trova, gana, sobre risa...
Admiración se cierne, de tus pasos…

Solemne trago endulza, si no hay margen,
ó clara distinción, herida afable
de músico roer, de trova amable,
de sólo cresta en aluvión, parcela
de roja la efusión de la cautela,
sombra y sola sombra, de rosa esbelta,
ya nace tu color, ahora aposenta…
Brisa… la brisa escoge de la brisa…

Y mira con calor, entre tus piernas,
y dulce, nace y duerme sin modernas
sofisticaciones, lucernas, hay,
periplos de manzanas entre moras,
y salobre escarcha, júbilo duerme…
Es aquí que llega desde tu lira,
palabra que el sentido admira, Sí!
Fortuna no tiende la glamorosa

Esfinge que el color y lo beato,
son lluvias parcas que, sin el latido
trovan aciertos han huido, ya.
Luengas noches, sin tus albos pretiles,
incautas rosas formalizan vacuos,
sainetes de dulzura en la mañana…
Toca, tu risa, el color del mar,
este amanecer desde cierto goce,

La pluma ríe en tu cintura leda,
amor, sólo hay amor, que te conceda…