Al abrigo de esta sombra

Al abrigo de esta sombra

He perdido por ti, en esta ventura,
la lágrima, sollozo que me imparte
el labio de mi gozo, buena parte,
que mi sombra no podrá llamar: oro.
He perdido la sombra del silencio:
el Canto, en mi buril aun asoma,
palabras arden, memoria blasona
entabla mi lirismo algún arpegio
que busca en tu silencio, verme ufano,
tendidas flores de amor, en Verano,
yaciendo tenebrosa el alba cana…
He perdido la risa que ocultaba,
mordaz anhelo, Cáspita llamada,
fuga en el duelo, abismo entrelazado,
limón perenne, verde tan soleado...
He buscado la risa sin memoria
he buscado el alma, cuando mi cuerpo,
besaba el alba, sombra sin deseo;
cuando mi sombra ardía entre las sombras
que en tu cuerpo, llanuras eran alma…
He buscado, la risa sin el cuerpo,
que tu cuerpo otras risas ponderaba;
y el lento amor del beso que ocluían
el Sol de mi desierto blasfemaba...
He perdido de mi habla en otras voces,
he ganado destellos, mis candiles,
he perdido aun sombras y lamentos
cual noches que mis liras, no cantaban
he perdido en las cumbres mis alturas
que bocas del abismo no encontraban…
Cuánto Cielo pobló mis altitudes!
Que en esta Tierra duerme sepultado:
cual gozan las estrellas su heroísmo,
con estelares sueños, su fracaso.
Pero en la nube acecha otra Pintura,
que calma ciegas vistas con colores
exaltando el efluvio de su Canto
y encendiendo los Soles de sus labios…
Cual arden en las hojas, el Otoño
de árboles, brillante la belleza:
que en labios de oropeles buscan Oro,
besando la mañana de su tierra,
cual cantos de las alas en crepúsculos
imitan con los mares de sus rosas,
las lágrimas doradas en su júbilo
conteniendo las noches embriagadas,
con fuego que las rosas aún despiden,
para ver claridad en la penumbra…
Así, mi amor rebalsa de fortuna
cuando en la oscuridad la noche gime;
si tu boca, tardía, es más lejana,
mi sombra aún gime en la ceniza…