A Leopoldo Marechal.

poema de Erasmo

No es para tí el bronce,
eso debe ser migaja
para tontos ilusorios,
y egoísmos vacuos.

Para tí es el monumento a la memoria,
Mi Leopoldo,
León de hierro y de diamantes,
alma que prefigura el ansiado paraíso.

Ya estás en el futuro,
¡qué nos importa el pasado!,
brillas y encandeces esta tarde como otra,
lírico unicornio al trote,
llévame entonces contigo,
más allá del tiempo y su tersura.

Llévame en tu tormenta,
para ahogarnos de locura y de mundos nuevos,
como tú te imaginaste en tu bravía,
no te vayas en el dorso de los libros,
y la tortura e lo imposible.

Vienes a darme el viento,
y estamos en libertad,
hermano astral.