Invocación nocturnal.

Oh mi amor,
miras el rayo de la luna
al frente de tus ojos,
y difuminas el arte
de los versos.

¿Quién soy ahora en vos?
quizá un poema suelto,
como un perro rabioso
que ladra a simples pasos.

¿Quién sos en mí?
quizá la tardecina fronda
que se presenta entre los dedos
de un niño cualquiera.

Oís, amor,
oís mi pena y mi paso,
oís mi sentencia,
y a veces, mi alegría.