Dulce nocturno.
poema de Erasmo
Miras el mar,
y sabes que el cielo
es el reflejo de tu alma.
Miras el mar,
querida mía,
¿a quién susurras?
Vastas hiedras cubren esta escena
de luces y sombras,
mientras llevan esta flor hacia la nada,
estrella mía.
La forma es el cuenco,
y naces cada instante
en esta gloria eterna.
La forma es el cuenco,
reina de mi sol,
mi soberana.
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Que preciosas obra!