Don merluzo.

No es que quiera insultarle,
ni siquiera maltratarle,
pero es que es muy chistoso,
el apodo ese ingenioso.

Que le pusieron pues presi,
no se me enoje ni embronque,
ni desaloje el país,
cuando mi verba le entronque.

Y es que "merluzo" le calza,
como anillo al dedo medio,
y es solamente una chanza,
que ya no tiene remedio.

No eche a la gente en su forma
tan arrogante y despótica,
tenga en su agenda patriótica
la pulcritud como norma.

¡Mire que usted se sulfure!,
con tantas pompas y flores,
protocolares favores
y todavía no le dure.

Ese talante sonriente
cuando en campaña, ¿se acuerda?,
el ciudadano es la gente
que a usted le gira la cuerda.

Ah...Don merluzo sufriente,
¡deje que ría la gente!.

Usted se ríe presidente,
con su tratar prepotente,
y con sus lujos y viajes,
y su prestado ropaje.