De aquel abril
Deshilábamos autopistas,
nuestras bocas giraban una con otra.
con postes de electricidad de fondo.
Eran días de gloria que sólo con
el sazón del tiempo pude yo darles un valor.
El aire acondicionado me daba una sensación de atemporalidad,
de que nunca nos faltarían días ni espacios para amarnos con furía animal
y luces muertas deseándonos un buen viaje.
Yo soy libre sólo cuando te escribo,
mi trabajo es solo un antifaz que me pesa en la cara,
necesito esos quintos para seguirnos construyendo.
Eterno cielo amarillo del desierto,
que se nos va sonriendo volviéndose azul palido,
terminando en un momento de ocre y plomo.
Los gigantes de metal me hacen adorarte
hasta quedarme sin resollo,
porque el momento de vivir no es otro,
es el de esta tarde que me grita
que para mirar por el retrovisor nací.
Arribaré y alabaré tus cabellos con claveles,
nacimiento de la fuerza bruta .
Comentarios & Opiniones
Apasionado escrito, un placer de lectura. Saludos!