Oda a las arpías

Ellas
Quieren enviarme bien lejos,
allí donde un tropel de sanguijuelas habitan,
para lavarles sus pies con sus lenguas.

Tienen mil estrategias para su cometido,
un don divino de fábrica para manipular,
y rostros que te hipnotizan con los labios.

Pero,
no les doy el gusto
de apalancarse de mis alas para elevar sus egos de papel.

Al contrario,
cuando una arpía me enseña sus garras,
le dejo estrellarse contra una hierática sorpresa.

Una dignidad pulida sobre un pedestal,
la cual pulo con mi orgullo cada mañana,
allá donde habitan los cadáveres de las hienas
que nunca conocieron a sus padres.