Adiós

Ambos sabíamos que nuestro final era irremediable, de una manera u otra todo se iría por la borda en cuestión de segundos. Sólo necesitábamos tener al tiempo en contra para que alguien contara nuestro secreto o develaran la verdad. Teníamos que aceptar el adiós y que todo es cuestión de tiempo. Somos finitos, por lo tanto, todo lo que tenemos tendrá límite. Claro, no me arrepiento de haber amado a tal punto de intensidad, lo haría nuevamente si se diera la oportunidad. Tal vez, al ser consciente de todo, volvería al comienzo, cuatro meses atrás, a aquel octubre alocado. Sentiría de nuevo nuestro primer beso y disfrutaría cada charla trivial de recreo, discutiría menos y te tendría más cerca, y a la vez más lejos, cada vez más lejos. Aún siento la lejanía entre ambas almas al tener contacto, la frialdad en nuestras palabras. Los rastros de amor se los llevó la tormenta en enero, y en febrero, ni siquiera quisieron regresar a la salida del sol, al fin pudieron decir adiós