Una explicación que aparentemente, argumenta la despedida.

Como todas las veces que empiezo a escribir suelo escuchar algo para lograr divagar y dispersar la mente mientras solo digito con estos dedos gastados de escribir por vez número un montón, no sé qué palabras carentes de sentido. Hoy voy directo, ya sé que escuchar y tal cual nos unió hoy me aleja, los acordes españoles incesantes que traspasaron el océano me ayudan a encontrar a partir de esta soledad con la cual decidí relacionarme, las palabras aparentemente correctas que acompañaran esta lectura diáfana, llena de miseria.

Pretendo suponer que hay claridad en lo escrito, es de suponer como irá esto, sin embargo, estás en todo el derecho de dejar de lado y no pretender hallar una explicación, que sería como estos dedos que ya no palpitan, carentes de sentido. Sé que en ocasiones es necesario argumentar el porqué de los sucesos y según mis lecturas que hace rato dejé de lado, al suponer encontrar un aparente sentido, la vida solo sucede, pero aquí voy a relatar una explicación que aparentemente, argumenta la despedida.

Hace unos días leía como camuflar los vacíos amorosos a través de culpas propias, aunque, en nuestro vivir, argumentar culpas no es lo correcto, pues no hay cargas, no en su totalidad. Solo yo y estos vacíos emocionales son los responsables de la vela que apago, de la detención, de parar, de frenar, de cerrar los ojos y mirar el rojo de los parpados que tiemblan, palpitan cobardes y ansiosos.

Vamos, o voy a reflexionar sobre la existencia, de la vida, del porqué actuamos de una u otra manera, que es lo que estamos decidiendo o que estoy decidiendo, pues esto no es más que una muestra de egoísmo y apatía desechada. A través de los parpados rojos puedo observar como un montón de palabras se acercan y me rehúso a digitar, al no encontrarles sentido es mejor poner límite a esos pensares, que más que ideas concretas son punzones violentos que naufragan sin rumbo preciso. Insisto en creer que divago con estas palabras litigantes, pero solo ya no puedo creer y ahí radica la globalidad de este impase.

Hace unos días de nuevo, gente indetectable en tu realidad, sale a proclamar cual abanderado de ideales desconocidos realidades intangibles, no discutiré más sobre eso, cada quién asume realidades según sus visiones y no me interesa interferir en esas posturas, además, el aparentemente aprovechado soy yo por amar una mujer de pequeña edad, y no, la edad no es problema, es que no hay problema, pues ya dije que es una posición egoísta y responde solo a mi fingida tranquilidad.

Quiero que sientas, que vivas, que… …seas lo que sea, que seas poesía, un verso con buena ortografía, que sea luz, amor, que seas tú, humana, maravillosa, imperfecta mujer sintiente, sonriente, real, yo me asumo como un limitante en tu manifiesto, realidad que declino a adjudicarme. Si esta aparente explicación no argumenta la despedida, solo se podría suponer un montón de relatos que no lograría escribir, pues se alejan de mis borrosos horizontes.

Han pasado alrededor de 44 minutos de acordes y versos españoles que traspasan el océano para sentir, y sentir es lo quiero aprovechar, sin entender. Ya no pretendo entender nada, solo quiero encontrar la calma en esta situación tan irreverente y agobiante.