Odisea I

poema de Nicco Mendi

¿Corro juguetón en los vagos senderos
de tu mente cuando se hechiza en un punto
la dócil percepción del pensamiento?
Dime si me sueñas en sueños difusos.

Si posando suave en un diente de león
me has visto pronunciando palabras raras,
que al embriagarse del platinado rubor
de la aurora parece una idea lejana.

Dime si raudo levito en las ventiscas
de tu inocente bostezo taciturno.
Si como ágil corriente cristalina
me deslizo en el cauce de tu ojo oscuro.

Dime si a veces me piensas mientras piensas.
Si al ver la copla de la lluvia lívida
evoca en tu memoria la efervescencia
de mi negativo con luces cítricas.

Dime si cuando los rizos de los claros
atraviesan triunfales por la ventana,
la ráfaga de vapores entonados
dibujan mi espectro con polvo de ámbar.

¿Me has visto aparecer del humo brumoso
en las noches en que se enciende la pipa?
¿Soy un genio sin deseos?, quizá un demonio
angelical agitando campanillas,

desbaratando el leteo de telarañas;
intruso rebobinando tu cerebro
de recuerdos; puede ser hiperfantasia,
¡síndrome de impostor!, ¿gusano señuelo?

Como sea. No temas. Ve al filo del balcón,
que tierra y criptas mohosas están abiertas;
¡que hay una fiesta que enciende todo el panteón
al cruje feliz de pasos calavera!

Ata y ajusta en tus castaños los listones
de Saturno; prende fuego a tus sandalias
y zambúllete a hacia ese lúgubre orbe
junto a las otras muchísimas animas,

escalando sin cesar la alta colina
hecha de serpientes de gamuza verde.
Pero si alguna te pica, no lo digas
antes de las doce, que es de mala suerte.

Buenos días.

Comentarios & Opiniones

Silvia

Hermosa obra!
Sales del tiempo y vuelves
Pluma preciosa!
Saludos cordiales!

Critica: