La gran farsa

poema de Mariandela

Cuando la mísmisima Medusa con su poder de petrificar a quien mirara, vió de lejos a Perseo y la cautivó, lo quiso para ella. Perseo por su parte también cayó enamorado. Al acercarse el guerrero, Medusa se dejó cegar, y Perseo arrojó el arma. Habitan en algún lugar. Lograron lo que querían, tenerse el uno al otro.