Renacimiento

¡Levántame! Pero antes huye
No querrás ver la furia de mis fuerzas sobre tus venas.
No estás preparada para recibir tal golpe.

Nunca lo has estado.

Tanta filatería que escuché venir del cielo
cuando estabas en tus ciclos de ira,
sólo me hacen reflexionar sobre lo vacías que eran tu intenciones
el día de nuestro juicio. Imperdonable.

Pero, hoy, sí hoy;
mueres en mis dedos.

He decidido que has de conocer mi lado oscuro,
del que te enamoraste pero nunca conociste a fondo,
un sitio que nunca antes viste y ahora has de huir,
de la profundidad de su codicia.

En mi solitud, he decidido ser fiel a mis fundamentos.
El tiempo se ha convertido en ascuas, todo arde.
¡Arde como ardíamos uno junto al otro!
Pero ahora arde en soledad,
gritando su tristeza a los sordos.

Aunque...
Algunas personas creen en la reencarnación,
en el renacimiento.
Dicho de manera estridente podría jurarles lealtad a sus palabras,
y si me lo demuestran, seré esclavo de sus virtudes y defectos,
en toda mi inmortalidad.

Así lo que quiero se volvería totalidad.

Estaría bajo tus lienzos de vientos líquidos;
entre tus brazos de fuerzas ensordecedoras;
sobre tus labios esotéricos de miel venenosa;
en la pausa en la que tu corazón se mantiene;
y volvería a sentir que beso la muerte, cada vez que contacto
tus ojos.

Pero no ha pasado nada, no soy dueño de tus dolencias
y no planeamos construir injusticias juntos.
Aún si fuera así, destruiría cualquier cámara de tortura
en la que ambos podamos ser infieles a nuestros adentros.