No quiero verte triste

No quiero verte triste

No quiero verte triste vida mía, quiero ser tu sosiego, tu equilibro, tu paz, tu tranquilidad.

Aspiro volver a tu corazón, ser parte de ti nuevamente, fundirme en ti, ser tu anhelo, necesario, lo que sientes; volver a nuestra vida, ser el de siempre, amigo, compañero, amante, esposo; lo que Dios me ha impuesto ser.

Venimos de un infierno en llamas, voraz; de un castillo en ruinas, de una gran desolación amor, y el tránsito de vuelta a nuestra vida, a nuestra normalidad, nos exigirá compresión, tolerancia, paciencia, resistencia, mucho perdón.

Entendernos para perdonar; perdonar no es olvidar sino recordar sin dolor, sin que el recuerdo nos lastime, sin que las cicatrices se abran y vuelvan a sangrar. El perdón lava, refresca, extingue los incendios del alma.
En el pasado reciente cometimos muchos errores. Nos hicimos daño y lastimamos nuestra más sagrada esencia. Ahora por designios divinos hemos reaccionado, hemos vuelto; Dios siempre quiere lo mejor para su rebaño.
Descubrimos que todavía existe amor, que deseamos salvar lo nuestro, esa esencia fundamental que siempre cementó y le dio estructura a nuestra unión.

Nos proponemos un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad para rescatar nuestra vida juntos, la integridad familiar y lo mas noble y puro que es el hogar.

Este esfuerzo sólo es posible porque nos amamos, porque tenemos deseos de recuperar lo perdido, de volver sobre nuestros pasos para retomar el camino, la senda perdida.

Definamos juntos amor mío como lo vamos a hacer. Pensemos diferente pero juntos. De ahí saldrán las pautas, las guías, todas las soluciones.

Amor te quiero a mi lado, añoro tu calor, tu presencia y la dulzura de tu compañía, tus besos y tus caricias. Quiero volver a ti vida mía, ser tuyo, íntegramente tuyo amor, sin culpas, sin reproches, sin remordimientos. Sin preguntas y sin respuestas, como dijera Benedetti.

Estamos condenados al éxito, si hemos logrado sobrevivir esta prueba tan dura, no hay reto que no podamos superar ni meta que no podamos alcanzar.

¡Sólo Dios puede disponer lo contrario!

JR
(Septiembre 2016)