CUANDO YO MUERA

Cuando yo muera

Cuando
yo muera recuérdame
en lo bueno, recuerdame
en lo bello, recuérdame en
aquellos instantes especiales,
cuando juntos
soñábamos ser dueños
del presente, del futuro
y del sol.

Recuérdame
en los lances de
nuestro amor bonito,
cuando en la cumbre del
placer tocábamos el cielo
con manos y con
almas, cuando
en fusión
absoluta
de espíritu
y de cuerpos
sentíamos que el
cielo debía ser así, y
es que tenía que serlo,
no había nada vida que
superará aquello,
momentos
absolutos
de comunión
completa, de unión,
de tanta entrega, idílicos,
perfectos, cuando la ensoñación
de cada instante nos mostrará
celajes tan reales del edén por
ganar, que morir ahí mismo
se nos hiciera pensable,
vivible, hasta deseable
para no dejarlos ir.

Recuérdame
en los hijos, esa
encarnación nuestra,
producto de nosotros,
hechos sólo con amor sin
pensar en más nada, sin
siquiera atisbarlo, pero
siempre fin último de
nuestro infinito
amor.

Recuérdame
en las luchas,
victoriosas o no,
de las cuales siempre
salimos triunfadores, más
fuertes, más resueltos a nunca
desistir de nuestro cometido,
destino inalterable trazado
con estrellas sobre un
manto sideral.

Recuérdame
en los días lluviosos
y sin sol, que fueron
aliciente para seguir
andando tras
aquel
arcoiris
límpido,
prometedor,
al final del cual
siempre sin duda
encontraríamos solaz
y recompensa a nuestro
eterno amor.

Recuerdame
en privado, en
silencio y sin llanto,
siempre con alegría,
con alegría si, pensando
en el futuro que juntos
delineamos que por tu
cuenta entonces
tendrás que
recorrer, con
los hijos y
quienes tu
decidas
hacerlo
que
siempre
con tu tino,
sabiduría y
temple serán
los necesarios
para tu discurrir.

Recuérdame pensando
que te estaré esperando,
en un sitio sin niebla, de luz
y de color, donde todo es amor,
paz, sosiego y calma, donde no
es necesario sufrir ni jamás
derramar lágrima alguna,
sino sólo admirar la
gracia más divina del
Padre poderoso
en espera del
día de aquel
juicio
final.

Y nos
reencontraremos
y estaremos unidos
entonces vida mía para
nunca jamás, volver a
separarnos, alejarnos
de nuevo, sino ser
nuevamente el
equipo invencible
que solíamos ser,
ahora junto al
Padre generoso
y eterno
garante
indiscutible
de nuestra felicidad.

JR
19.03.2017