MAREMOTO DE SENTIMIENTOS: Doce Llantos y Dos Catarsis Wenceslao Trigo Rojas

“Mi niño interior”
Mi querido niño,
Dime quién fue el culpable.
No, mi querido niño,
Eres incapaz de hacer algo tan despreciable.
¿Quién fue el culpable de tus pecados?
¿Acaso fue la cruel mente del no humano? No
llores mi pequeño niño,
El daño que te han causado ya es irreparable.
Dime quién fue el culpable,
Para descargar día a día
Mi furia contra el desgraciado.
¿Quién fue el que perturbó tu mente?
¿Quiénes fueron los que te dejaron de lado? No
te preocupes infancia mía
Puesto que yo, el resultado de tu herida a muerte, Me
encargaré de tu suerte.
No mi niño,
No te dejaré en lo que fue la oscuridad.
Viviremos lo que nos quitaron y veras que hay nuevas oportunidades,
Aquellas que ya se instalaron.
Pequeño infante ya no sufras más, Se
que duele bastante.
Déjame regalarte lo que queda de mi tiempo, Colocaré
los recuerdos en el estante.
Debo cerrar mis ojitos,
También debes descansar.
Mañana jugaremos con los juguetitos
Para volver a comenzar.
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“Delirios y Whisky”
Sentado en la avenida los lamentos,
En el mar de luz de mis pensamientos. El
sabor de tu boca aún lo siento
Y el latido de tu corazón aún presiento.
Gozo cada día de remordimiento.
Brindo por tu incandescente
cuerpo, El sabor de tu boca aún lo
siento. Amargo durante el tiempo,
Pero dulce en el intento.
Delicioso Whisky de cuerpo dorado,
Tu amor ya te he arrebatado. Pues
mi corazón ya has enterrado, En el
día, yo siendo devastado.
Brindo por mis dolores,
Brindo por esta agonía,
Brindo por tu cuerpo
Y el sabor de tu boca que aún siento.
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“Nominal”
Quienes fueran mis colegas,
Quienes fueran mis hermanos. Se me
enfrían poco a poco las orejas, Se
me enfría poco a poco las manos.
Cuyo sentimiento no puedo apartar,
Es como un fuerte galopar.
De caballos en un altar
Y el jinete en su espada alzar.
Muero lentamente.
Un contraataque del minero de sangre,
Una herida a muerte al sombrero pensante.
El rojo carmesí escurre por mis ojos
Y en mi cabeza solo hay sollozos,
Puesto que mi corazón a mi mente a matado De
una herida a muerte lo ha logrado.
¡Maldita mente!
¿Cómo pierdes la fuerza?
¿Qué tu debilidad es la inseguridad?
¿Qué te da miedo la soledad?
¡Cuerpo simple nominal!
Eso replicas en tus cantares.
Cabeza tonta deja de replicar,
¿No ves que nos acaban de matar?
¡Cuerpo simple nominal!
A veces así me siento,
Duele cuando lo pienso,
Duele cuando se vuelve real.
Quizás soy tan solo eso, Un
simple nominal.
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“Vivus Mortuus”
La media luna de mi máscara Poco
a poco se desgasta.
La media luna de mi máscara, Pues
fingir ya no basta.
Bajo los hombros de los demás, Yo
a vosotros veo.
Bajo los hombros de los demás, Por
ustedes ya ni me leo.
Triste lágrima de aire Dolor
al vacío siento.
¿Por qué ya nadie me ve?
¿Será por qué no conozco a Lemebel?
Triste lágrima de aire
Una soga me ata al cuello,
Tira y desgarra mi alma.
Triste lágrima de aire
Que caes en el vacío mismo.
¿Dónde se encontrará el aguacero de mis ventanas?
¿Por qué llueve en verano?
¿Por qué no hace calor en invierno?
Cuerpo sin voz,
Alma no valiente.
¿Por qué no digo lo que siente?
El sentir del no querido.
Fantasma en vida, Cuerpo fantasmal
¿Qué es aquello que me hace tan mal?
Estar muerto en vida
Llorando lágrimas vacías.
Mi mente está siendo poseída, De
la triste realidad mía.
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“Invisibilidad”
¿Quién soy?
¿Cómo soy?
¿Qué día es hoy?
Frío del más allá,
Mi cuerpo has quemado.
¿Por qué me duele tanto?
¿El sentir del no observado?
Tonto minero carmesí.
¿Por qué dejas de latir?
¡Necesito lágrimas!
Deja de provocar fuego en mi cuerpo.
Lluvia sin lágrimas,
Grito sin dolor,
Pensamientos vacíos, Cuerpo
invisible.
No soy el de antes.
Mis rimas ya no riman.
Dolor y pánico exuberantes.
Mis rimas ya no riman.
Cansancio interminable, Tragedia
imparable.
Ruidos en mi sombrero se destella.
No mi niño, ni si quiera se dan cuenta.
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“Último deseo”
Luz, ¿Por qué tardas tanto?
Ven y bloquea mis
sentidos. No me despiertes,
No me levantes.
Déjame muerto,
Entre el sueño y el puerto.
Luz, bájame la escalera
Ya no veo la espera.
El dolor que siento
Y el vacío de mi razonamiento,
Deja en claro en este momento,
La muerte de mi cuerpo friolento.
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“Mis rimas”
Mis rimas son, que en realidad no son.
Mías ya no, tampoco de la razón.
Mis rimas ya no son.
Se las llevó el corazón.
Rima libre, libre eres.
La sangre escurre como quiere.
Rima libre, libre eres.
Pues te expresas como quieres.
Corazón maldito, maldito eres.
Pues tú, matas a quien quieres.
Tú rima libre, libre es.
Pues te expresas como quieres.
Mi mente ha muerto
A la vuelta del huerto.
La espada sigue clavada
En la razón arrugada.
Pobre mente, mente ya no eres.
Tu pensar es lo único que no quiere.
Corazón maldito, maldito eres.
Asesino, aún lo quieres.
Rima libre, libre eres.
El corazón se arrepiente.
Asesino libre, libre eres.
El corazón quizás miente.
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“Felicidad”
Sentimiento ahogado,
Sentimiento en coma.
¿Qué es aquello que toma?
Eres tú.
Sentimiento desganado y gris.
¿Por qué no vuelves otro día?
Cuando las nubes lluevan flores.
Déjame en paz dolor indoloro.
Ya llegaron los cortejos.
La soledad y la angustia
Vete, piérdete lejos.
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“El mal de Midas”
Cada toque,
Cada roce,
Es un estoque,
Es una mala pose.
Tan incomoda como cualquier dolor,
Tan estupefacta como cualquier pecado.
Pobre niño que vive dentro de mí,
Si lo único que deseas, es sentirte amado.
Camino en la densa sombra,
Cual si tuviese lepra. Mal
que no se quita con ajo,
Mal incurable de Lázaro.
Pequeño destructor de mundos.
Deja de hablar con tus víctimas.
Todo lo que tocas lo lastimas,
Atormentas en silencios profundos.
Ya nadie nos quiere ver,
Ya nadie quiere nuestro ser,
Un pequeño Midas hemos de ser.
Convertimos en destrucción todo lo que
amamos, Matas en sus silencios y llantos,
Desaparecemos antes del canto.
Pequeño marginado.
Un pequeño Midas hemos de ser.
Destruimos todo lo que amamos
Y amamos todo lo que destruimos.
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“Intimidad en la Hoguera”
Calor intenso
Que quemas mis palabras.
Basto fuego que en mi corazón enciendes,
Intenso ardor en mis labios.
Hoguera al rojo vivo me tienes,
Cual incendio provocaré si estas cerca.
Incontrolable calor sostienes.
Tu cuerpo es la fresca leña
Y yo tu fugaz chispa de amor.
Déjame envolverte despacio,
Seré quien te quite el frío de cada mañana.
Bailaremos entre las piedras y el pasto seco.
Explotemos nuestra pasión.
Ascuas que provocan eco
Y las estrellas nuestra inspiración.
Derrite mi pecho con el tuyo,
Seamos humo entre la leña y el fuego.
Que vean nuestra señal de amor incandescente, Que
vean el verdadero fuego.
Hermoso cuerpo de verano.
Bailas al cantar de la brisa helada.
Toma mi mano
Y miremos juntos a la nada.
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“Un corazón roto en coquimbo”
En la noche de la cuarta región.
Su dulce abrigo de las medias noches
Me arropa antes de dormir,
Solo para darme el calor afectuoso del dolor.
En las ventanas se reflejan las luces de tus ojos
Y el martirio se replica en las sábanas con
despojos. El recuerdo desgarra mi carne
rápidamente, Un castigo que me mata lentamente.
En la noche de la cuarta región.
Una mirada directa al mar de la razón,
Parado en la punta del puerto coquimbano,
Solo a un paso de caer en lo profano.
Tus ojos color caramelo me ciegan.
Deja de mirarme con tus hermosos ojos y dime:
¿Por qué sigues aquí?
¿No es lo que querías mal amor?
En la noche de la cuarta región.
Me tapas la boca. Abres mis heridas
Y me desangras por la culpa.
En mis sabanas dejas tu crimen,
Lágrimas y arrugas dejaste en mi cama.
Los recuerdos del dolor gimen
Y mi inerte cuerpo tirado en el cubrecama.
En la mañana de la cuarta región.
Un joven ha muerto del corazón.
Un asesino sin aparición
Y una familia en la desesperación.
Ese joven que falleció
Era yo.
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_ "Antofagasta: La ciudad donde murió nuestro amor"
Amor dulce amor
Faltaron muchas cosas por hacer,
En la arena dejamos nuestra pasión
Y en el viento norteño nuestras palabras.
Cuanto me duele admitir tu ausencia,
Replicar tu viva imagen en el desierto.
En un limbo, caigo a orillas del puerto
Para que mi ropa se impregne de tu oceánica esencia.
Nuestro cuento ha terminado,
Con un inicio hermoso y bello,
Con un desarrollo desafiante y arenoso
Y un final inesperado y tormentoso.
En las noches antofagastinas.
Miro al cielo y dejo que me abrace el frío viento, Que sus
acaricias gélidas hagan ver en mis sombrías retinas
Lo que alguna vez dejamos en la arena, antes que se lo lleve el viento.
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"Bereshit"
Toda creación pasa por algo, todo aquello que hacemos y construimos es por alguna
necesidad del hombre, sin embargo, el hombre tiende mucho a soñar más allá de sus propias
capacidades y límites que el mismo todo poderoso les ha otorgado. Y a pesar de esta
reflexión, he caído en la tentación del amor.
El lenguajear de sus labios me embrujó en un profundo sueño que no puedo despertar, en un
éxtasis que me ha dejado atrapado en mis memorias. Cada noche he revivido entre mis
sábanas la dura tortura de verla a los ojos en los pies de mi cama, tratando de acariciar con
sus delicadas manos los fríos y secos labios míos. Bajo su limbo, no puedo despertar,
consume mis gritos y lágrimas, consume mi alma y la triste vida mía.
En cadenas de fuego me raptó en la cama, mis extremidades inmovilizadas y quemadas
lentamente por los pecados. Se replican como ecos en una cueva la dura historia que
enfrentamos juntos, siendo las voces del infierno los jueces de elegir al culpable.
Hermosa mujer de ojos maliciosos, déjame en paz y líbrame de tu veneno adormecedor,
quiero soñar las noches que Dios me ha regalado para mis descansos, disfrutar mi propio
cuerpo y ser yo quien controle todo mi ser. Mi gran y dulce amor, rompe estas cadenas del
tártaro, queman y desintegra nuestros corazones quienes tanto hemos forjado.
Tú, que por nombre llevas la creación de todo y de la tierra, déjame vivir, o déjame morir.
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Capítulo I
El cielo más hermoso sin duda es el de tu desamor, cubriendo con tonalidades frías y grises
mi habitación que se regocija en la oscuridad eterna del infierno.
Una felicidad innata, tan natural, tan hermosa, con muchas verdades,
Tan pobre y a la vez tan rica de sensaciones en lo más profundo de mi averno.
Cuando el sombrío dolor cubra lentamente mis aposentos y mis pensamientos,
La gran guerra de los treinta y un días morirá en los recuerdos de mi dolido sombrero. Me
arrastro en tu invasiva oscuridad para dejar los enfrentamientos,
Devolver cada bala, cada estocada, cada granada a las frías lluvias de febrero.
Escapo en el tren de la vida en donde no podrás alcanzarme,
Un tren tan veloz, tan fugaz que desaparece en un instante. No me verás nunca más, no verás
a este pobre de amor y será el tiempo que logre matarme.
He aquí el hermoso día soleado que me ha tocado vivir de colores fríos y grises, una manta
de cuna para mi corazón herido en la gran guerra por tu amor.
¿Será que en la siguiente estación habrá más colores y matices?
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