Entre guaridas y escondrijos burlones

ENTRE GUARIDAS Y ESCONDRIJOS BURLONES
Se oía de fondo, mientras tomaba un whisky, la voz de la insolencia, susurros incesantes de una urbe en la agonía diurna. Las penas disimuladas y frontales reflejadas en los vidrios de las aberturas, el golpe seco de un invierno conmovedor, esos que dan un quiebre enorme. Roído por las ansias puras de una soledad despavorida. Mientras las luciérnagas artificiales hacían piruetas groseras al unísono, -qué ventaja- y que podrida la realidad de la ventana, una ventana que muestra una Buenos Aires nostálgica, vapuleada por los coscorrones agudos que nos da a menudo los tiempos, -un tiempo- ¿qué importa la realidad? ¿Qué importa?... lo que importa es como uno la interprete, lo viva, lo sienta. Mientras se aleja la enana amarilla, mientras se esconde en esa forma troquelada de argamasa, en ese rostro sin ojos, burlándose de la lógica, salen los sedientos momentos de ilusión, y palidece, cruda la vida como el invierno, obliga a darle un poco de calor al cuerpo y sabor al alma. De pronto, en el limbo de los pensamientos, lo madruga una seguidilla de golpeteos en su puerta, abriendo la misma, pudorosamente.
Y ahí, detrás de la línea, estaba ella.
¡Hola!, ¿qué hacés, cómo estás? -La voz de Eleonora-, con sus ojos como estrellitas, bien brillosas como cielo de julio.
Hola Eleonora ¿qué hacés?, ¿cómo estás qué sorpresa, qué paso, a qué viniste?
- ¿A qué vine?, -risas- ¿a verte que no puedo? ¡Seguro estás acompañado con esa! ¿No?
- ¿qué? ¿Qué decís, con quien voy a estar?, estoy solo, ¿con quién más?
- ¡ah mira vos!, ¡ahogando las penas el señor!, ¿así que ahora miras la vida de color amarillo? ¿O acaso necesitas tomar para darle coraje al siguiente paso?-no sé, decime vos.
- ¡pasá, dale, sentate! …hablemos un poco. ¿Cómo estás? -¿cómo, vivimos a tres cuadras, y nos vemos cada muerte de obispo?
-ay, que anticuado que sos, -obispo- me haces reír vos-… pero, si es verdad, vos acá en Piedras y yo por Bolívar, en pleno San Telmo, vos en tu guarida, y yo en mi escondrijo simpático y burlón, ¿y escúchame una cosa, me vas a tener así? tengo sed, ¡servime dale, nos hacemos un poco de compañía!
- si dale ¿con hielo? ¿Eh, sabias Eleonora que la vida es un naufragio, se trata de sobrevivir, y el que patalee se cansa más rápido, y el que hace la plancha aguanta un poco más?
- huy ¿cómo estás? ¿Qué te pasa te agarro la nostalgia, o son los años? Mira, fíjate ahí en el piso, me parece que se te cayó una sota. ¿O qué? ¿Te diste cuenta de tu porteña soledad? -Entre risas sátiras.
- que simpática, tomá. ¿Y como está tu gente?
- ¡toda mi gente soy yo! ¿Qué decís? ahí estamos, ahí estoy, me siento como bocina de avión, sin escándalo, sin prisa.
- te entiendo y yo soy el anticuado, me pasa. A veces pienso mejor no tenerlos para no sentir y ver como uno los pierde.
- ah estás fatal, ¡carajo déjate de embromar! poné música, hace algo, ¡no sé, préstate!
- dale, ¡pero no te entiendo! ¿Qué me preste? ¿Qué me preste a quien, a vos?
- ¡si a vos! No. ¡Se lo voy a decir al canillita de la esquina! ¿Con quién estoy? con vos. ¡Bueno dale, me prestas tu vos, me prestas tu persona, yo te presto la mía!
- ¿vos decís? ¿Total, qué perdemos? siento que somos lo que somos, porque lo que nos rodea es esto, un vos y un yo, nos podemos hacer a nosotros mismos.
- ¡No! no perdemos nada, ganamos con estar, vos y yo acá en tu guarida, los dos juntos, vos deja de esconderte, yo me dejo mostrar, así los dos salimos de una vez de donde no podemos salir, vos de vos, y yo de mi.
Así ambos, pasaron la noche, perdidos en sí mismos, y perdidos en una ciudad perdida, sin ahogar las penas, a falta de penas, sin engañar la ilusión por no existir, sin tener prejuicios de las pilchas esas que los ataban, solos, pero en soledad, estaban escondidos y perdidos entre besos con sabor a whisky, dos pieles en una. El placer de un dos, y tres seres que estaban solas en la habitación.
¿Cómo será el amanecer?
Gastón J-Dmitruk