Te diría, pero.

Te contaría que ya no suelo tumbarme en las plazas a decír cursilerias a cualquier loca,
que todas me resultan aburridas y me es imposible llegár a sentír algo por ellas.
Te diría que el sol ya no se asoma con vehemencia en la ventana,
le habrá llegado el rumor de que ya no duermes en mi cama.
Que tu ausencia a agudizado mi percepción caótica del mundo,
y son campos de concentración los rincones que ayer superaban por amplio margen el paraíso que se describe en cualquier pasaje biblíco.
Te diría que no creo en la poesía desde que ya no me miras sin hablar,
dando lugar a pensamientos que hoy no podría ni rozar por más delirante que estuviese.
Te diría que mis cansados hombros han conocido por fín el abrumador peso de la necesidad,
que suelo estancarme en un sitio y salír de el es una proeza épica.
Podría decirte que ausmo mi condición de fakir al dormir cada noche en los cristales rotos que dejaron las canciones que desafinabamos juntos.
que diciembre hiere y no existe morfina capaz de apaciguar las dolencias del alma.
Que me dan miedo las tormentas,que no me atrevo a enfrentarlas,que me enferma salir cuando mengua el temporal y no verte reflejada en los charcos.
Si,te diría demasiado,a tal punto de llegar a darte pena,¿lo peor de esto? es que ya lo sabes todo.