Shiatsu

Respiro tras respiro, el descanso se mueve,
solo los interrumpe, el piano de sus dedos.
Zen, sopor y malaya incienso.

Dedos arpegios que sofocan el celo
y despiertan el dolor en sus cuencos.
Recorren camino y mis poros abiertos
en busca del ancestral consuelo.

Una sonata de Bach sacude el encierro
la sensualidad se desliza,
cual serpiente en aceites de fuego.
Cada punzada de amor construye puentes de piel
entre nariz, pies y heridos egos.

Caen en compuertas, mis ojos vencidos
Shiva besa dulcemente mi cuerpo necio
y en tubulares trapecios, entre sus dedos
de hierro, el añil del cielo, desaparezco.

En el crepúsculo del sosiego, graciosamente
se auto-destierran el rencor propio y ajeno.
Solo quedan Bach, Shiva y malaya incienso.

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Un gusto leer tan interesante contenido religioso y musical de mi especial agrado y afición que bien ha plasmado en este bello escrito. Saludos y amistad reciba.

Critica: 
Lilian Viacava Dama de la Poesía

Un poema muy bien logrado que nos transporta en imágenes que logras transmitir verso a verso en un ambiente mísitico
saludos cordiales

Critica: