A mi madre

Hoy me lo pediste con ternura.
Mientras volvíamos del paseo.
Y no voy a hacerte el feo.
Debo estar a la altura.

Hace años que te lo debo madre.
Pero nunca encontré el encuadre.
Hace más años que me diste tu mejor regalo.

Me has llevado en tu regazo.
Me has acompañado de la mano.
Y siempre me llevas en tu corazón.

No son palabras que riman en vano.
Si, momentos de razón.
Donde te devuelvo un poco de amor.

Donde menguo ante tu eterno calor.
Donde reconozco todo lo que escuché.
Agradezco aquella primera lección.
Y todo por lo que siempre luché.

Eternamente dando sin pedir.
Eternamente amando en tu vivir.
Nunca has sabido lo que es maldad.
No has tenido más que bondad.

Paciencia más que infinita.
Sabiduría que nadie te quita.

Me has guiado con una luz de esperanza.
Por un camino que no siempre fue verde.
Lo has hecho sin tardanza.
Lo has mantenido así para que te recuerde .

Nunca arroje al pozo una moneda.
Nunca dejes que ceda.
Pues hay muchos sin suerte.
Y yo he tenido la de tenerte.

Nunca dejes que me desanime.
Ni que al mal me arrime.

Nunca tuviste más sueño que ser.
Lo que realmente eres.
Una maravillosa persona sin más quereres.

Que verme llegar a mi atardecer.
Que perdonarme todos mis errores.
Por ello agradezco que aún ores.
Por mí y por los demás.

Y es que madre, no puedes dar más.
No puedes querer de otra manera.
No puedes ser más entera.

Solo quería dedicarte unas rimas.
En pago a todo lo que me mimas.

Unas palabras que te hagan hoy sonreír.
Unas letras sin desleír.
Saliendo de un corazón al que diste.
Su primer latido.

Un alma que siempre has conocido.
No quiero verte más triste.
Ni preocupada por mañana.
Porque hoy estoy contigo y puedo decir
Que eres la más humana.
Y que tú nombre es Ana.