MI PARTICULAR CONSTELACIÓN
Con más de siete lustros ya pasados
después del nacimiento de mis hijos
y cuando no esperaba nuevas vidas;
trataba de buscar entre guardados
momentos que se antojan tan prolijos,
durante las esperas consabidas
y que jamás olvidas.
Negándome a olvidar lo sucedido,
pensaba si en la forma de educarles
habría como se debe cumplido
sin más compensación que su ternura
con la que me han premiado por ventura.
Pero compadeció se el firmamento
y de cuantos luceros alumbraban
miré con atención la trayectoria
de los dos que a la tierra en un momento
bajaron y conmigo se quedaban.
Trajeron a mi vida tal euforia
y luz a mi memoria,
porque fueron las niñas de mis ojos
con las que desde entonces yo vería;
que ante los cielos me postré de hinojos
aunque nunca pequé de beatería.
Mas ellos, encantados con mi gesto
mandaron me por verme predispuesto
otros dos que llegaron espaciados
que es mi particular constelación
por lo cual en mis sueños no oscurece
que por ellos están iluminados.
Ya sé que por humana condición
del cuerpo su vigor desaparece;
aunque en mí no decrece
ni un ápice el amor que han despertado
mis nietos; que al sentirlo tan profundo
y se puede decir que ilimitado,
transciende las fronteras de este mundo
y por siempre estará dentro de mi alma,
que en cuanto a eternidad tiene la palma
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