Éxodo
poema de Mario Waits
Un jadeo apenas perceptible
descubre el sitio donde
fornican los demonios los martes.
La tierra con olor a masacre de manzanas
asfixia al impávido aire.
Tu halo el sol
la lluvia orgasmo trastocado
amargo como el canto
de tu piel al revolotear
sobre apacibles aguas.
Éxodo de salamandras
apeadas en el surco infinito
en injerto helado
del árbol del bien y del mal.
La carne tumefacta
los brazos ofidios sin encanto
las manos arácnidas hermafroditas
devoran los ojos incrédulos del Santo
Las sombras te niegan en la púbica espesura
donde el terror por las acusadoras miradas
se vuelve ceja a ceja
tres veces delirio cotidiano.