Sólo Ella.

El Hombre de Antaño siempre encuentra la savia del recuerdo,
y vuelve con rasgos elevados,
al eco y a la presencia de su ausencia.

Busca el Hombre,
una piedra que mantenga el adiós,
una luz hacia su oscuridad,
y en el silencio,
convierte los grillos en canto,
convierte la gota en compañía,
convierte su café amargo en su mejor amiga,
convierte los momentos tranquilos en felicidad.

Sobre el agua de la ducha pronuncia su nombre,
No siempre lo encontrarás llorando,
siempre va bien vestido de felicidad,
y camina hacia un cielo que también acude a su llamado.

No hay hechizos para calmar la turbulencia de la marea,
No hay gritos para calmar la soledad de las estrellas,
No es fácil descifrar su indeleble mensaje.

Sólo el cuerpo de esa mujer puede,
Sólo los besos de esos labios puede,
Sólo las caricias de esas manos puede,
Solo el mirar de osos ojos Café puede.

Sólo ella puede.

El Hombre de Antaño piensa,
reflexiona,
vuelve a tomar un Café,
e inmerso en sus recuerdos,
sabe bien,
que ella ya no está.

Aldo Vera.

*Dedicado a esa Mujer de Ojos Color Café, Café de Antaño que enamoran.