El Ocaso del Deseo

El Ocaso del Deseo

En el filtro de mi Memoria recuerdo,
Que De reojo te observaba,
Mientras mordías tus labios de tanto placer,
yo saboreaba el manjar que escondes entre tus piernas,
de esos labios que son pares,
los cuales abren paso a la puerta de la locura.

Quiero observar tus ojos,
Y renacer,
Renacer en el mar de tus besos que de amor me llenabas,
el cual de noche más que de día me regalabas,
a la luz de la Luna seguido de un placer erótico que me entregabas.

Quiero admirar tus labios y comprender,
que en ellos la vida me acunaba,
y que con ellos marcabas la ruta del descontrol,
encendías la chispa del deseo,
y dabas paso a la más grande noche de pasión,
para morir en un arrebato de desenfreno, lujuria, fuego y degustación de carne prohibida y peligrosa.

Es así que gozamos de ignorancia,
buscando las raíces del placer prohibido,
para sembrarlas por siempre en la estancia de nuestros recuerdos.

.
.
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Pero la Luna se ocultó,
y la Luz de nuestro mundo nunca revivió,
y los ríos eternos de sudor murieron,
dando paso al Ocaso del Deseo,
en un mundo de vanidosa pasión,
Y de grandes amores de la Cuarta Estación.

Aldo Vera

*Dedicado a esa mujer de ojos color Café, Café de Antaño que enamora.