Voluntad

poema de Alguien más

La tarde es bella pero los ánimos horribles.
Esto de vivir en paz embrutece.
Como si la guerra fuese natural.
Siempre agobiados o tensos.
El cavernícola protegido arriba del árbol.
El estrés de la paz con bajas calorías y proteínas vegetales.
El nómada espacio de andar por las calles.
Yendo sin que nadie se dé cuenta, en ninguna parte dentro ahí mismo.
Al menos entre las 9:00 y las 14.00 horas.
Son parcelas de nomadismo.
Espacios urbanos rotundamente sedentarios.
No me estoy quejando.
Solo imágenes que se me vienen.
Podría profundizar el sentir.
Llegar al fondo y quedarme ahí.
Y no es como el agua, en estos mares podemos respirar.
El éxtasis o el aburriendo.
En todo caso, no me mueve ni la sensualidad ni el placer.
Ni por ello lo abstracto o intelectual me obsesionan.
Un sentir de nostalgia o un absurdo con esperanza.
El futuro o el porvenir, el devenir.
Juntos el "tal vez" con el "quizás", el "ojala".
Lo que se hizo y no se hizo es lo que hay ahora.
Siempre acabo, sea vomitando o andando por voluntad.
Está voluntad que sin caer en ficción no cesa por lo imposible.
Y por no llamarlo imaginario, lo concibe en la idea del milagro.
No son las leyes físicas las que limitan, incluido el tiempo.
Ni las oportunidades ni la suerte, que entonces estaríamos destinados.
Yo más diría que es el conocimiento, lo que no sabía y que ahora sé.
Ahí nace eso que “ya es tarde”.
Aquello que se dice “ya no se puede”.
Esa cosa que decimos “ya no es posible”.
Y sin querer hacemos de toda una vida un solo momento.
Del que finalmente no se puede salir.
Y la voluntad no se resiste, quiere ser mejor.
No importa que tan fea sea tarde o tan hermosos sean los ánimos.
La voluntad sabe dónde ir, aunque se sepa perdida.
La voluntad es un milagro que no se queda en la ilusión

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