La flor frágil y sufrida

poema de Alguien más

En todo existe una parte cósmica.
Algo que de significado a la palabra.
Algo que se exprese fluidamente, sin trabas, sin mediaciones.
Otras, que más escuetas, signos y símbolos, jeroglíficos y esfinges.
¿Cómo escribirá el Universo lo esporádico?
Aquello instantáneo, y menos que eterno, sin tiempo ni espacio, pero, efímero.
Atraído por la textura de una palabra cálida, sin una semiótica razonable.
Dormido y en paz. Sin temer a las alturas, ni a las profundidades.
Debe existir esa expresión natural de ver bajo la profundidad y por sobre la superficie.
Abrumado entre gotas de neón. Consumido en lo artificial del artefacto.
¿Crearán las partículas de hidrógeno luz de pasillos, reflejos de agua sobre el asfalto?
Cuantas veces la máquina habrá encendido sus motores.
Y cuantas más, el horno de una estrella y la máquina de una supernova ha funcionado.
¿Qué hemos creado o aquellos los creadores?
La sedosidad de un pelo negro, la pupila de un ojo pequeño.
¿No es de partículas que se forman las cosas?
Ni tan pequeñas como lo son los inocentes.
Ni tan pasajeros como los que mueren sin haber tenido justicia.
Acaso.
¿Existe una expresión de inmensidad que toque la declamación por el olvidado?
O estamos siempre a cargo del Universo casual.
Que la razón no constituye un cambio mayor, que tal como el cuerpo, fallece en la temperatura del espacio. La causa mayor, siempre se empodera de la verdad.
No entiendo, más la furia o la ira, ensordecida por la expresión de lo que no palpita.
No más muere, como si acto recíproco, es vivir y morir, ser y no ser.
¿Cuántos habiendo sido reyes gobernaron sin sus sesos o con ellos, pero, sin sabiduría?
Cuantos todavía evocan el hierro congelado del instinto, con emblemas abstractos, sin eternidad.
Y no lo calma la sed del cosmos indescifrable, donde, engullidos nos sostenemos de una sola cosa.
Creemos que somos algo, cuya fragilidad se rompe tan fácil, entre partículas de calcio y cartílagos esponjosos.
La Esperanza, el único sentir que une lo material con lo inmaterial.
Acaso
¿Las galaxias viven de esperanza o el viento solar lo hace por alguna sentencia benevolente?
Es preferible esta terrible sensación de humanidad, un poco sometida, pero, no rendida.
Abierta a la expresión de las palabras.
No solo para describir lo indescriptible, sino, para también abrir camino hacia el espíritu.
Algo que la materia no puede controlar.
Algo que nace después del instinto, espontáneamente,
y solo muere, porque la flor, simplemente, es frágil y sufrida,
no por ello,
callada ni olvidada.

Comentarios & Opiniones

Silvia

Y así como esa flor frágil somos,verdaderamente brillante! Felicitaciones! De corazón.beso.

Critica: 

Comenta & Vota