El tiempo

poema de Alguien más

Ya no queda tiempo.
Una nube inmensa decía mientras se disolvía.
¿Cómo ha pasado el tiempo?
Decía un eucaliptus a los pinos de la cumbre torcida.
Es que el tiempo no existe.
Decían las moscas que nunca se detienen.
Un pequeño conejo buscaba a su madre.
El tiempo es eterno y sin palabras se entristecía.
Dejemos de hablar del tiempo.
Una roca bajo los pinos se quebrada y resquebraba.
Yo antes me retorcía en la tierra, dijo el gusano que bajo la piedra vivía.
Ya volaba la mariposa, siempre hay tiempo para cambiar, y rápidamente se iba.
No pensaban lo mismo: las manzanas, las peras y los membrillos.
Mientras caían a pudrirse o a ser comida de ratones y de hormigas.
La naranja y el limón fraseaban canosos hilos oxidados, el tiempo es morir.
También lo decía la sombra de la casa, mientras el sol crecía.
Es cosa de tiempo, que pase lo mismo con cosas distintas.
Un proceso, sí, un proceso.
Decía el anciano con su bastón de roble y sus pies de concreto.
Es extraño darse cuenta del tiempo o que todo tenga su tiempo.
Más extraño es perderlo, decía el agua por el rio corriendo.
Cuando no pasa nada, en todos lados las cosas están sucediendo.
¿Es el milagro o un milagro?
Yo he sabido que muchos le llaman la condena, sentenciados a ser libres.
Y los más intrépidos, ni siquiera se dan cuenta.
¿Moda o época?, igual serán historia del pasado tiempo.
Por eso que el tiempo no es absurdo, ni zurdo, ni pulcro.
No es medible, aunque quepa en un reloj de arena.
Un reloj que no siente, que no habla, que no piensa.
Como el tiempo, se va, de prisa o lentamente.
Es la vida, en cada gota de sangre, en cada corazón que palpita.
Tic tac, tic tac, tic tac.
Boom boom , boom boom, boom boom.
Mi bella, la espera es eterna.

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