Cristus, Cristus

Han escrito Cristus en aquellos pendones.
Al entrar y salir, las puertas de vidrio tienen escrito Cristus.
Van y vienen los individuos.
Pasan entre los LCD que están dando los programas matinales de la televisión abierta.
Los enfermos al igual que los comerciantes de la calle están ahí.
No sé si con Cristus o sin Cristus.
Yo me apego a la pared de la clínica.
No imagino estar en otro lugar.
Nunca he pensado en escapar de esta realidad, bueno, hoy un poco sí.
Cuando imagino a quien se le ocurrió esta propaganda.
A la Universidad católica de Chile.
Y recuerdo, casi como un conocimiento aprendido a palos, que los santos son santificados por los mismos pecadores.
Me esfuerzo solo con aceptar la realidad.
Cuando esté enfermo, es de ayuda una bonita pieza y estar bien atendido.
No puedo ahora pensar en los sufrimientos en Siria.
No saco nada con pensar en ello si lo estoy pensando para juzgar a este Cristus Económico.
Me es más fácil culpar a Marx y, que nunca pensó que Lenin, Stalin y Mao lo utilizarían.
Al mismo Capitalismo es fácil juzgarlo, pero, no neguemos que al menos es honesto:
El empresario se guía por su ambición, lo que no implica que haga diariamente una plegaria a Dios.
A ese Cristus de propaganda transparente y simbólico.
Debo pensar posiblemente en Nietzsche.
Estaría en una de estas habilitaciones, si en la de enfermedades siquiátricas o de enfermedades venéreas.
Basta, no puedo pensar tanto, es solo una clínica, es solo parte de la realidad.
Una realidad de personas, económica y también de cosas tecnológicas.
¿Han leído alguna vez el juramento de Hipócrates?
Para que vean si se cumple o no.
Esta realidad con una historia que nunca conocí y, con una más pequeña, la cotidiana.
E igual no me conforma y no importa qué edad tengo
O al revés, por mi edad es que menos aún me conforma.
Podría decir que fui castigado a nunca saber lo que quiero.
Sentenciado a solo descubrir lo que no me gusta.
Es tan fácil decirse inconformista y tan difícil estar desconforme con esta realidad.
Es que te dan por todos lados.
Bueno, uno se hace de apellidos y de sobrenombres, a todos les pasa.
Al simpático y al negativo.
Catalogado entre los del vaso medio lleno y los del vaso medio vacío.
Debo dejar de pensar, que mas allá de este muro no voy a pasar.
Cristus, Cristus, una luz de neón te alumbra también en el futuro.
Yo ya habré estado muerto, por segunda vez, pero, sin tristeza y sin alegría.
No sé a qué he venido a este mundo.
Supuse por años que alguien me lo diría.
¿He equivocado la pregunta?
Me quedan dos números para pagar la cuenta.
Nunca he visto a Cristo y no por que no haya querido.
Y creo que hoy tampoco será el día en que lo vea.