Venus Apprensive

poema de San Brendano

Venus Apprensive

En la inmensa pradera de la via lactea, más al norte del valle de ludicos asteroides, en voces acabadas y supernovas restallantes, cuando el ciclo de la vida nace, en las aureolas verde-agua, el mar y los vientos huracanados, soplan sobre el invierno del eter y, para su fecunda raiz, las galaxias cercanas de la orbita de Centurion, Calibsí y Chulitz, como ambrosia paradisiaca, entre estrellas, y legiones lactantes, llenas de seres, en el más allá, nace en su acoplo: Venus Apprensive.
El sistema romboedrico que rodea el globo ocular de Venus Apprensive, es un gobierno de miopiteliales cuerpos celestes, envergados por corrientes subalternas, iniciados en el floripondio del cielo, con vista suprasonica, hacia los infinetismales universos de languidescencia añil, azafran, azul y violacea. Cayendo, del golfo cretacico, un espejo inmaculado de piedras blancas en cascadas orbitantes, circulares y ovoides. Los tonos de Venus, son imagenes tonalizados en acuaticos limbos de metal cristalino. Las nubes, chisporrotiantes musgos de griseta afiligranada y albugineo como el betún. Diluyendose, sobre soplos de materia gaseosa, cardino, azulino y pavoneado coparrosa y celeste. Hay una densidad, ecumenica, lenta y equitativa. Los mares, garzos y azulinos, estancados por metallas languidescentes, cubriendo la marea septentrional, el agave espumoso, fundiendose con el arrobo de la mezquita colosal, ribeteada por escafandras verderón y cetrino, hasta amurallados indecorosos. Planeando, por el cosmos, una hilera de solitarios soles de invariables asterismos en cinco cinzolinos colores de azules imponentes y bandadas de pajaros, amarronados, con colas alargadas y cabezas diminutas, con debiles cuernos rojizos y ojos semiplegados por esferas oculares de retinas sobresalientes, volaban con gran libertad hacia el horizonte, trocado por bellisima prescencia madrigal y ensoñaciones de trillares de aguas catapultadas en arrecifes templados. Macizos portes de panteones coloreados por piedras rubistaceas, melancolicas y tornasoladas.
Soles dorados, resplandecientes, llegando al topico de su ingesta luminescente.
Caminos en forma de colares subitos y laterales esquinas de plantaciones florales de sequitos herbazeos terrestres y agromaticos.
Sedosos capullos de linfas malsalvas por puingues tronchos de tallos misoginos, crismando el origen natural de las especies.
Se extendia, hacia el oraculo de los templos, el morabita con su tunica resplandeciente y sus mausoleos recubiertos por tintes de artilleria entremezclada por fasciculos de molderia mineral, en semitonos alazanos, naranjados, marfil y blanqueado.
Finalmente, llegando a la zona del torreon principal, se imponia el magnificiente pinaculo de casas inmaculadas en bloques de construcciones magnotericas, llevando en ellos, curtiembres de tonos xánticos y rutileos, con solidos jardines vastos y frescos.
La magia del mismo, se reconocia en el poder del agua: curativa y entera, con diferentes niveles de temperatura.
Y el escenio, se confortaba en bañarse en los localizados estanques aguamarinos. Y los habitantes, de pieles azules, y cabello blanco, enrulado, y onixes como ojos, simplificados en negras curvaturas, hacian uso de su vestimenta enriquecida por plata y grafitos con sandalias de oro, baculos con platinado de diamante y su lengua natal, prescidia en la pronunciación de tres vocales seguidas de apostrofes antinomias.
Como una gran nacion, descanzaban y oraban a su dios, en la inmensidad del paramo, construian su vida, en la profundidad del abismo de la inteligencia esfenoidal.