Para ti, Gema

poema de San Brendano

A Lucifer y Gema

Este afán magnánimo
Este lóbrego centinela
En mi cúspide de sacerdotisa
Ha de imprimir en mi tutela
La espada de Infantocenella.
En el muro eclesiástico
Bajo las toldanas del gargonal amurallado
Con la espada de Damocles
Rosa bermellón en el cuajo de mi espinilla
He de suicidar al ombligo azul.

Se oye en la cúpula brillante
Mis andares pupilescos
Con mi sotana apassionata
De color pingüe y rozagante cetrino
En el corpus Cristí, al dedamel de la cuarta hora, en mi habitáculo de dama, son mis ojos ambarinos y celestes, los que irradian.
Es el ídem del tiempo lacónico con su torcasa de plumas en mi sagrario purpurino
En las oscuras rejas de mi celda.

Ah, de ser sellada
Mi intimidad jamas profanada
Pues, mi liberto consanguíneo se lo he dado a él.
Todo para mi es oasis
Todo en mi, es amanecer
Cuando libero ante el maligno
Mi sangre
Mi flujo real de mujer.
Nadie lo sabe
Pues he estado consciente de mi latrocinio.
Lucifer, me ha dado un niño que yo pronto he de concebir.
Pero padre, German, no diga: ¡Gema, se ha vendido!
Porque ante usted y cualquier testigo
Digo, yo al Matachin, lo he amado...