Magno

poema de San Brendano

Alejandro Magno

(Magnus, Alexandrus) La correntada del quinto sol Apologético.
Al servir la toldillera de los montes Helénicos, infame casta del temible orador, con su uniforme de batalla, con su ramillete de orquídeas, con su potencial corona de radiantes, laureles minerales y verdezolagos, conquistando, imponiendo, sobre el edicto de la mazmorra, Alejandro ha de ser concebido por la semilla macrosanta de Zeus, el padre del rayo. Su madre, de púber, al sentarlo en sus rodillas, le dijo: Oh, Alejandro, no has de deberle nada a este padre terrenal tuyo, Filipo, el Macedonio. Tú, has nacido del semen proveedor de un Dios, no ingrato, al tenerte en mi vientre lo supe, ¡Habías de gobernar cientos de naciones y laicos! Miles de caballos. Bucéfalo, como Antinoo, te daría la fuerza de Caribdis, el mar y el soplo de Hera, en ti, Magno, corriendo con tus guerreros, sin miedo al abandono de la profecia.