GRACIAS

Gracias por enseñarme a vivir y ver en mi lo que nadie ha visto.
Gracias por corregirme y dar me el lujo de aprender de mis errores.
Gracias por guiarme a un camino de lumbre y seguridad.
Gracias por regalarme el don de la palabra y hacer de mi un pensador errante.
Gracias por los problemas que he tenido, porque aprendí a ser fuerte con sólo agachar la mirada.
Gracias por hacerme feliz y enseñarme que todo llega como se va.
Gracias por él amor que duele y él amor que brilla.
Gracias por la música que en noches frías me sirvió de abrigo.
Gracias por cuidar de mi e indultar mis agravios.
Gracias por la tinta fina que derramaste cuando probe el tedio.
Gracias por él aire que me nutre y me alienta a vivir en plena lucha.
Gracias por él agua que saborea mi paladar cuando estoy sediento.
Gracias por él pan que llega a mi boca y me alimenta cuando estoy hambriento.
Gracias por reír junto a mi cuando la tristeza dolía más que él pecado.
Gracias por el dolor que me enseño a escribir la vida de modo impalpable.
Gracias por la sangre yariguí que corre por mis venas y me llena de bravía.
Gracias por el cántico mañanero del amanecer y el jubilo frenesí que describe el ocaso.
Gracias por la fauna chucuri y el jardín de flores que adorna mi montaña.
Gracias por el sol ardiente y la luna creciente de un marzo interminable.
Gracias por la primavera que llega a la vera del rio más grande.
Gracias por la euforia infalible de amar la tierra sobre todas las cosas.
Gracias por la omnipotencia que favorece él llanto nostálgico de una madre.
Gracias por los prados, los senderos y el aljibe de acuarela cristalina.
Gracias por cada otoño reflexivo y por dejar caer las hojas para anunciar él auge.
Gracias por cada enero de promesas y por cada diciembre pasajero.
Gracias por enamorarme en septiembre y dejarme morí en noviembre.
Gracias por el intenso carmesí de los ojos de un hijo obediente.
Gracias por curar a los enfermos y callar al que esta mintiendo.
Gracias por no respondes mis plegarias porque entendí que el silencio siempre responde mis preguntas.
Gracias por la soberbia incondicional de mis padres.
Gracias por la ignorancia imprescindible de nuestra infancia.
Gracias por hacerme madurar en cada falencia y hacer que mi esencia nazca en mi apogeo.

Gracias, por dejarme crecer
Gracias vida.