Divina no me mires así...

us ojos felinos, penetrantes,
me calan con su mirada.
¡Divina no me mires así,
que me pierdo en ti!

Tu bello rostro,
como las esmeraldas del mar,
se me acerca en una brisa fresca,
penetrante de luz celestial,
que me ciega,
con el fulgor de su hermosura.

La suavidad de tu piel,
se fusiona en la mía,
provocando;
una sensación intempestiva,
de brío profundo.

Tus manos no callan;
tus dedos hablan,
en la suavidad de tus caricias,
tan incipientes como tu.

En la aurora del momento;

Tus labios;
¡ Virgen Santa!
¡Que labios!

Exiministas perfectos,
regazos de dulzura infinita,
conjugados con tu lengua,
nacida en las galaxias,
bañada en chocolate, naciente,
de las estrellas embriagadoras,
reavivan en mi interior,
la furia de esa sensación perdida,
de volver a sentir...
¡ Amor!

¡Divina no me mires así,
que me pierdo en ti!

Reservados todos los derechos Santiago Oreggia©