PUNTO Y APARTE

poema de RGS

Fuimos un desfile de puntos suspensivos, que tardaron años en juntarse, darse la mano y llamarse punto y aparte. Así como el agua se seca en verano, nos sumergimos en el más allá, en lo imposible. Nena el mundo nos quedó grande, así como naciste seguirás por el andar de la cotidianidad; eres cruda, fantástica, leyenda y mito convergen en tus seis letras. Me preguntas ¿quién soy? Yo solo soy un tipo que soñaba primaveras al andar, noches de fuego en invierno y nostalgia en otoño. Yo soñaba contigo antes de conocerte, te amo por quien eres y te odio por lo que no pudiste ser. Serás siempre mi primer amor, las demás son sólo para el olvido.

Han pasado 20 años desde que te dejé de imaginar, no ha desfilado un cambio de estación que no anhele tus chaquetas al caminar, tus botas de lluvia que hasta usabas en primavera. Recuerdo tus senos al tomar el sol en verano, eran dulces en contraste con el mar tinerfeño. Hoy sé que estas casada y tienes dos hijos, eres muy feliz, a pesar de que no le tengo rabia a tu esposo si muchos celos, no hay ningún árbol en el Teide que no me hable de ti, nuestros picnics con vino, gambas y besos sin parar. Bajábamos ebrios de la montaña junto a nuestro tercer pasajero -la lujuria- Fuimos felices o así lo quiero creer.

Caminábamos en el parque de los príncipes comentando alguna frase de Juan José Millás y siempre caíamos en cuenta que hay que promocionar el silencio, te disfrutaba así tranquila, hermosa y neurótica. Hoy solo soy un recuerdo para ti una pequeña lata guardada en el desván de tu cabeza. Sé que hay días que me piensas y de lo que pudimos ser, yo solo te digo que eres indeleble. Hoy ya en el ocaso de mi vida, han pasado muchas cosas pero siempre apreciaré cómo dijo alguien - que cuando el mundo tire para abajo es mejor no estar atado a nada - Te escribo y te leo en silencio, deseándote verte, a esa mujer de cabello castaño, lentes de carey y el fuego que en ninguna he encontrado. Ni siquiera mi esposa que me ha regalado tres hermosos hijos el primero Bruno, Juan Martín y Nicolás. Ella siempre me preguntó por qué esos nombres, nunca le pude responder, porque en el fondo, sabía que al mencionarlos siempre estabas tú, en alguna tienda de niños pensando cómo serían nuestros hijos.

Siempre serás mi calma, porque un corazón solitario no es corazón de verdad, desde ayer te quiero recordar mi amor, desde ayer espero darte mis uñas para que cabes un hueco y coloques una tumba, hoy necesito que me arrojes al olvido, porque sólo no soy capaz. Preciso verte cuatro metros encima de mí, ausente y distante a la expectativa de mi regreso.

Ahora me embarga la felicidad en donde estoy, te puedo ver siempre, observaré convertirte en abuela, coser y tratar de leer algo de Baudelaire, Valéry, tu cabello se tornará blanco pero no has dejado de ser la mujer que soñé antes de conocerte, porque yo seré un desván que no soportó un día entero sin ti. Soy un punto y aparte…