LLUEVE
Llueve, y otra vez el cielo cambia de color, desaparece su espectacular azul, para dar paso a un obscuro gris; llueve, y otra vez de la nada las calles antes secas tienen aspectos de pequeñas quebradas.
Llueve, las calles cambian, los ríos aumentan su caudal, destruyen casas y con ellas familias, sin embargo sabemos que aún después de la tormenta tendremos calma, y que la lluvia solo es un paso hacia la tranquilidad.
Llueve, y las flores empiezan a relucir su grandiosa majestuosidad, los animales alivian la sed que los aflige y Dios manifiesta su presencia una vez más.
Llueve, y la libertad se hace presente otra vez en mi vida, el viento empieza a soplar tan fuerte que incluso mi alma que antes no sentía, se estremece con tanta potencia.
Llueve, y muchas cosas empiezan a cambiar desde las hojas completamente secas de un árbol, hasta un niño que desaparece su tristeza en medio del amor de Dios.
Antes de temer lo que nos es enviado por Dios, pensemos en el temor que nosotros mismos provocamos en los demás, en los golpes que nos damos los unos a los otros, en las riñas que provocamos por cosas que no aumentan en nada nuestra felicidad, en absurdas batallas en las que nos enfrentamos solo para probar quien tiene más poder.
Antes de temer lo que nos es enviado por Dios, pensemos en el temor de cada niño que presencia la violencia, la injusticia y la codicia; la violencia en sus propias familias, la injusticia en su propia nación y la codicia de su propio gobierno.
Llueve, y con ello deja que cambie tu perspectiva de la vida, piensa que es una de las tantas formas en las que ÉL se manifiesta y nos hace ver que aún piensa en nosotros; que a pesar de no tenerlo presente a cada momento en nuestras vidas ÉL está pendiente de las mismas.
Si no hubiera sufrimiento no habría compasión decimos los creyentes, a lo que los incrédulos responden; díselo a los que sufren, ¿pero que es la fe sino la certeza de creer en lo que no es visible a nuestros ojos?
Amar aun lo que no es afectuoso ante los ojos de los demás es el amor más profundo que Dios nos enseña, que nos profesa y nos entrega, que más prueba de amor se necesita para creer en su existencia, que la profundidad de sus lluvias.
Llueve, y a pesar de todo llega la calma, pero si solo ves lo que tus ojos quieren ver, nunca aprenderás a sentir lo que tu corazón a gritos pide que sientas, que escuches y que profundamente ames.
Comentarios & Opiniones
Lluvia de versos frescos y reflexivos, miles de estrellas querida amiga y poeta!!!
Saludos cordiales. Interesante obra con especial fuerza reflexiva y sentimientos cristalinos. Gracias por compartir su arte.