La tonada del llanto
poema de Mayako Hernández
Lloré como nunca lo había hecho,
Lloré porque sí, porque hacía frío,
porque se me atravesó el mismo pensamiento patibulario de siempre,
porque ese pájaro algo desprolijo
me recordó aquel domingo impasible de cenizas,
porque atardecía, por miedo, por rabia,
para recibir el nuevo halo de la tristeza,
para lavarme por dentro,
para aliviarme de mí,
para dejar de llorar en silencio y estallar en mil gimoteos,
para hundirme entre las lágrimas
y nadar hasta tu puerto,
tu maldito y seguro puerto.
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